Incomodidad al correr: cómo evitar el roce, las ampollas y otros problemas comunes

¿Qué causa el roce entonces? Los expertos explican que es causado por el roce de la piel con la misma piel, o de la piel con la ropa.

"El roce puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero los muslos, la ingle, las axilas y los pezones son particularmente vulnerables", dice la Dra. Hadley King, dermatóloga certificada en Nueva York que se especializa en dermatología médica y cosmética.

¿Cómo evitar el roce? Para prevenir la fricción y el roce en la piel al correr, King recomienda:

• Quítate la ropa sudada luego del entrenamiento. “La piel mojada puede hacer que el roce empeore porque la humedad debilita la función de barrera de la piel, y así la deja más vulnerable", afirma. “Aplica polvos para absorber la humedad y no te quedes con la ropa mojada o sudada”.
• Lubrícate. “Aplica [vaselina] u otros productos para combatir el roce, como un poco de cera en las zonas lastimadas", aconseja. "Esto crea una barrera entre tu piel y la ropa de entrenamiento para disminuir el roce".
• Elige con inteligencia la ropa. Utilizar ropa que te quede bien, hecha de materiales absorbentes de humedad (por lo general telas sintéticas como el poliéster, nylon y micromodal) puede ayudarte a eliminar el sudor de tu piel. "Y busca costuras suaves para evitar el roce", dice.

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Si sufres de roces, King recomienda limpiar y secar la piel, y luego aplicar una crema o un emoliente relajante. Además, tomar un descanso o cambiar a alguna actividad diferente hasta que la piel sane para evitar daños o infecciones adicionales.

"Si la zona duele mucho o está inflamada, consulta a tu dermatólogo", afirma. "Es posible que necesites una cortisona tópica para disminuir la inflamación o un antibiótico si la zona está infectada".

"Las ampollan suelen ser causadas por el roce de piel con piel, dos dedos frotándose entre sí, la piel con el zapato, la tela del zapato o un zapato muy ajustado", dice Sidney Weiser, médica podiatra, podóloga en Quality Podiatry Group en Chicago.

La clave para prevenirlas es reducir la fricción. Puedes hacerlo de varias maneras:

• No utilices calcetines de algodón. En cambio, opta por calcetines confeccionados de telas absorbentes de humedad como el nylon, el poliéster o la lana merino. "La humedad debilita la piel y la hace más vulnerable a los efectos de la fricción", dice Weiser. "Puede también aumentar el deslizamiento (en el calcetín), lo que puede provocar otras lesiones".
• Utiliza talcos secantes y/o lubricantes. Si tus pies tienden a sudar, aplica talco para secar los pies antes de ponerte los calcetines, aconseja Weiser. También puedes aplicar productos a base de vaselina a cualquier otra zona donde notes roces, y así reducir la fricción y la aparición de ampollas.
• Utiliza dos pares de calcetines en caso de ser finas. “Añadir una segunda capa de calcetines puede ayudarte porque entonces el roce estará entre las capas, y no así entre los calcetines y la piel", aconsejó el Dr. Daniel M. Dean., cirujano ortopédico con beca de formación en cirugía de pie y tobillo en el Illinois Bone & Joint Institute.
• Asegúrate de que tu calzado tenga el ajuste adecuado. Si tu calzado está demasiado ajustado, puede ejercer demasiada presión sobre los pies y rozar las zonas equivocadas. Si está demasiado holgado, tu pie puede deslizarse y esta fricción puede generar ampollas, afirma Dean.
• Utiliza protección. Aplica un trozo de apósito adhesivo o almohadillas de gel de venta libre para la prevención de ampollas en las zonas del pie en las que hayas tenido ampollas, dice Weiser.

Si de todas maneras aparece una ampolla, no la revientes. "Si dejas la capa superior de la piel en su lugar, este será el mejor vendaje para la ampolla y evitará la infección", dice Dean. Si la ampolla se vuelve dolorosa, consulta con tu médico de atención primaria o con un podólogo, quienes te ayudarán a drenarla de manera segura. Mientras tanto, "cubre la zona de la ampolla con una gasa estéril, aplica una pomada antibiótica triple y usa calzado abierto hasta que sane", aconseja Weiser.

La mayoría de los corredores reconocen que tienen las uñas de los pies un poco sucias o incluso ligeramente lastimadas. Estas pueden dañarse bastante al correr. Muchos corredores han padecido al menos una vez la infame uña negra, mientras que otros han tenido una buena cantidad de uñas encarnadas.

Las uñas negras aparecen cuando la sangre queda atrapada debajo de la uña. "Las uñas negras se deben a microtraumatismos en los dedos de los pies por golpear el borde del calzado, lo que causa algo llamado hematoma subungueal, una palabra demasiado elegante para el sangrado debajo de la uña", dice Dean.

Las encarnaciones, que son cuando el borde de la uña comienza a crecer dentro de la piel, también ocurren como resultado de traumatismos repetitivos. El calzado que no se ajusta bien y los desequilibrios en el pie hacen que esto sea más probable, dice Weiser.

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Finalmente, las uñas de los pies pueden lastimarse debido a los golpes en el pavimento. El engrosamiento de la uña del pie puede deberse a un traumatismo, en especial una cicatriz de la uña del pie, afirma Dean. O puede ser también una señal de infección por hongos.

"Si es solo de color blanco, es probable que sea por un traumatismo en el dedo del pie. Sin embargo, si tiene alguna decoloración, es recomendable consultar a un profesional de la salud", dice.

Para prevenir problemas con las uñas de los pies, Dean recomienda asegurarse de que exista al menos una distancia del ancho de un dedo entre la parte delantera del calzado y la punta del dedo más largo (que podría ser el segundo dedo).

Mantener el cuidado de las uñas de los pies también puede ayudar, dice Weiser. Eso significa recortarlas con regularidad, pero no mucho para que la uña no quede expuesta o sientas sensibilidad.

Por suerte, los callos o el engrosamiento de la piel en las zonas que soportan mucha presión o fricción, suelen verse peor de lo que son. En realidad, pueden ser bastante útiles, ya que actúan como una almohadilla natural para las zonas de los pies que más lo necesitan, dice Dean. "Mi recomendación general es que, a menos que sientas dolor, déjalos en paz, ya que están ahí por una razón: los callos son una buena forma para que tu cuerpo se proteja".

Los callos a menudo aparecen en los pies que trabajan duro, pero existen algunas cosas que puedes hacer para reducirlos y dominarlos. Weise recomendó eliminar la fuente de fricción en lo posible, lo que podría significar hacer uso de algún tipo de almohadilla, remojar los pies todas las noches en agua tibia durante 20 minutos, y luego aplicar humectante.

Si quieres, Dean dice que es seguro utilizar una piedra pómez para suavizar la capa superior de piel seca y endurecida. Pero hazlo con cuidado y aléjate de cualquier elemento cortante.

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Si un callo es incómodo o doloroso, consulta con tu médico o podólogo. Un profesional médico puede quitarlo. Intentar hacerlo tú mismo puede causar una infección o problemas mayores.

"La quemadura por viento ocurre cuando la combinación de viento, poca humedad y baja temperatura daña la barrera de la piel", dice King. "Esto debilita la capacidad de la piel de protegerse a sí misma, resultando en una piel roja, seca y escamosa".

Cuando la piel se quema con el viento puede sentirse realmente caliente, molestar, picar o pelarse, lo cual hace que se pueda confundir con una quemadura solar.

¿Cuál es la mejor manera de tratar una quemadura por viento? Tres palabras: humectar, humectar, humectar. King recomienda buscar una crema humectante que contenga: humectantes (ácido hialurónico y glicerina) para hidratar, emolientes (escualano y ceraminas) para reforzar la barrera de la piel y oclusivos (vaselina, cera de abeja y siliconas) para bloquear la humedad.

"Evita ingredientes que puedan irritarte como alcohol, ácido salicílico, peróxido de benzoílo, retinoides o ácido glicólico, hasta que la piel sane", dice. También puedes usar una crema de hidrocortisona al 1 por ciento de venta libre para ayudar a que la inflamación disminuya, así como otros ingredientes calmantes como el aloe vera o la avena.

Puede ser tentador, pero resiste si tienes ganas de rascarte o quitarte la piel. Eso aumentará la inflamación e incomodidad, y retrasará el tiempo de curación. La próxima vez que salgas en un día ventoso, aplica la misma loción o pomada humectante para reforzar tu piel contra la irritación.

Texto de Amy Marturana Winderl