Persiguiendo la adrenalina: Leonora Manzano vivía a toda velocidad hasta que encontró el running
Atletas*
Ella cambió de rumbo debido a una úlcera. Ahora, esta corredora de Ciudad de México encuentra paz y su ritmo en los senderos de un volcán extinto.
"Instantáneas" es una serie donde conocemos a atletas urbanos de todo el mundo.
Correr en Ciudad de México no es para los débiles de corazón. Primero tienes una gran altitud: 2,080 metros sobre el nivel del mar. Después, tienes el calor, la contaminación, el tráfico y 22 millones de personas que transitar. Por eso la corredora local Leonora Manzano a veces prefiere ir a los senderos en uno de los parques nacionales circundantes en vez de las calles de la ciudad llenas de gente. Su salida favorita es al Nevado de Toluca, un parque nacional en un volcán que hace mucho se extinguió, a tres horas a las afueras de Ciudad de México en donde descubrió por primera vez su pasión por el running. Ahora, Leonora todavía va ahí a correr siempre que tiene la oportunidad.
En una madrugada brillante en la vegetación exuberante del parque, acompañamos a Leonora en uno de sus circuitos para preguntarle sobre cómo el running ha impactado su vida adulta.
¿Qué fue lo primero que te llevó al running?
Cuando tenía 20 años estaba cursando la universidad con una beca y tenía que mantener buenas calificaciones y manejé el estrés con fiestas y bebiendo en exceso. Ese estilo de vida pasa factura a tu cuerpo. La primera advertencia fue una úlcera que ignoré. Poco después sufrí un caso extremadamente doloroso de parálisis facial. Fui con muchos doctores hasta que encontré a Juan García que practica acupuntura. Me decía que tenía que hacer cambios en mi vida y me invitó a correr con su equipo. Al principio lo ignoré hasta que un día después de una sesión recuerdo que le dije: "Te debo una". Me llamó un par de días después y dijo: "¿Recuerdas que me debes una...?" Me dijo que lo acompañara a él y a su equipo [de running] el siguiente día al nevado de Toluca. Eso cambió mi vida.
¿Qué impacto ha tenido el running en ti desde entonces?
El running me ha ayudado a valorar mis relaciones porque sé que tengo un tiempo limitado para pasarlo en familia, así que trato de estar totalmente presente cuando estamos juntos. Si estoy con mis hijos no hay teléfono, ni entrenamiento, nada, estoy enfocada en ellos. Esa disciplina y alegría de saber cómo estar en el momento es algo que aprendí del running. En un nivel más personal, el no tener que perseguir la adrenalina que obtenía de las fiestas y el alcohol, porque encontré otra fuente para tenerla, sin los inconvenientes, ha sido muy positivo. Y por supuesto, la conexión que forjé con la naturaleza a través del entrenamiento no tiene precio.
¿Prefieres correr en la naturaleza o en la ciudad?
No puedo decir que prefiero una o la otra, ambas son especiales e importantes a su manera. En un nivel técnico, correr en un sendero desarrolla la resistencia y fuerza, pero es importante saber cómo correr en el asfalto porque al final del día la mayoría de las competencias serán en un entorno urbano.
"Esa disciplina y alegría de saber cómo estar en el momento es algo que aprendí del running".
¿Cuál es la mejor parte de hacer running en cada ambiente?
Las vistas que he encontrado en senderos son impresionantes, pero recuerdo una vez que hice running en la Sierra Gorda en Querétaro junto a un río que corría a través de un acantilado y el sonido era alucinante. Pensé, ¿qué es esto? No puedo creer que esto me esté pasando a mí, escuchar el eco de este río mientras me muevo a través de él...La naturaleza es hermosa, pero llegar a conocer tu ciudad al zigzaguear por sus calles también es especial. Me gusta ver a los vendedores en las calles cuando comienzan a poner sus puestos y después cuando corremos de regreso, están con toda la fuerza, atendiendo a los clientes que van corriendo contra reloj para llegar a sus oficinas. Ves la evolución de una ciudad que nace con cada mañana.
A menudo corres con otros. ¿Qué te atrae de correr con un grupo?
Hay días en los que dices, "Cielos, realmente no quiero levantarme hoy, pero quedé de encontrarme con un amigo". Y juro que te puedes perder cualquier otro compromiso en el mundo, pero nunca perderás una sesión de entrenamiento. Cuando quedas de encontrarte a las 6 a. m., es un pacto que es sagrado, más que cualquier otro trabajo. No puedes fallarles. Cuando corres con alguien, compartes partes de ti y de tu vida y es especial porque estás haciendo lo que más te gusta junto a alguien que se siente de la misma manera. A veces terminas compartiendo más con ellos que con tu propia familia.
Texto: Karina Zatarain
Fotografía: Darryl Richardson