El hogar está en la cancha

Comunidad

Un grupo de jóvenes sudaneses refugiados en el oeste de Australia encuentran esperanza, identidad y amistad en el básquetbol.

Última actualización: 18 de febrero de 2022
8 minutos de lectura
En buena compañía: el hogar está donde está la cancha

"En buena compañía" es una serie acerca de equipos y clubes que desafían el statu quo en sus deportes.

Hay un partido informal de tres contra tres en la cancha de South Beach de Perth ubicada en la ciudad de Fremantle (o Freo). Puede parecer un amistoso, pero se dice que en realidad está pasando algo grande: quienes pierdan pagan la cena.

"¡Qué buena va a estar esa cena!", grita Chris Lako, el más gracioso del equipo (y el más bajito, con lo que bromean bastante).

Sebit Reath, el líder informal del grupo, sonríe mientras controla la pelota. "Oye, voy a querer un batido", dice el joven de 22 años, que ha jugado en la universidad con una beca de básquetbol. "Y más vale que te prepares, porque también quiero ir a Nobu". Le gusta la alta cocina japonesa.

"A mí no me vas a sacar la comida. ¡Vete de aquí!", contesta Chudier Lap que, a los 21 años, es uno de los jugadores más jóvenes.

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Bang Majok arranca una jugada en la mitad de la cancha.

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Chris Lako empieza a sudar.

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Bang cubre a Chudier Lap mientras ataca la canasta.

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Chuatwech Reath hace un tiro con elevación con la derecha.

"En realidad, también podemos ir por barbacoa, ¿no?", agrega Ngor Manyang de 25, uno de los compañeros de equipo de Sebit. Sus acentos son claramente de Australia, pero su entonación deja ver sus raíces. Todos los chicos de la cancha son refugiados de Sudán del Sur que llegaron de niños a la ciudad de Perth, al oeste de Australia.

Aquí, al otro lado del mundo, destacan un montón. Sebit mide 2,08 m. Pero la verdadera razón por la que dejan sin habla a los espectadores es porque demuestran una serie de habilidades de alto nivel muy poco común. Los jugadores son profesionales o están en camino a serlo. Pero hoy, se trata de la pasión por el deporte (y por la comida).

Sebit los pasa por la banda izquierda hacia la canasta. Anota. Van ganando por 4. Hora de descansar un poco.

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De izquierda a derecha: Chudier, Ngor y Chris bromean y se estiran antes del partido.

Nos hemos reunido para charlar con Sebit, con su hermano pequeño Chuatwech, de 19 años (que ha jugado en el equipo local de la liga nacional), y con Ngor. Queremos descubrir cómo este deporte les ha dado la oportunidad de conectar con lo que más valoran.

Hablamos de la pasión por el básquetbol, un pasaporte a la libertad y la victoria.

De Sudán del Sur a Perth. ¿Qué llevó a que su familia hiciera ese viaje?

Chuatwech: Yo nací en Waat, en Sudán del Sur. La guerra civil fue lo que hizo que nuestra familia se mudara a Australia cuando yo tenía 3 años.

¿Dónde está su hogar?

Chuatwech: Australia ha tenido un papel fundamental en mi vida y valoro mucho cada oportunidad que he tenido. Pero siempre tendré una conexión con Sudán del Sur y siempre será mi hogar. Siento un vínculo muy fuerte con mis raíces.

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De izquierda a derecha: Chat, Nyanen, Chol, Sebit, Dinaay, Thomas, Nyadang y Chuatwech Reath en su hogar en Ellenbrook, en Australia Occidental.

¿Cómo los ha ayudado a conectar con la comunidad australiana el hecho de practicar deporte a un alto nivel?

Chuatwech: El deporte me ha enseñado que no puedes dar nada por sentado y que el trabajo duro es la única opción que tienes si quieres superar las situaciones difíciles. Aspiro a un futuro mejor para que aquel salto de Sudán a Australia haya valido la pena. Espero algún día volver al lugar de donde vengo y crear un impacto positivo allí.

Sebit: Creo que el hecho de ser bueno en un deporte te ayuda a sentirte más incluido. Considero que es algo que te acerca a los demás.

¿Por qué el básquetbol?

Ngor: Pertenecemos a una de las tribus con las personas más altas del mundo, la tribu Dinka de Sudán del Sur. Inclinarnos por el básquetbol era algo natural porque nuestra altura y condición física nos favorecerían.

Sebit: Yo lo elegí principalmente por mi hermano mayor. Quería jugar con él. Hacemos todo juntos. El básquetbol es uno de los tres pilares de mi vida: la escuela, la familia y el básquetbol.

Chuatwech: Mis hermanos jugaban. Iban a partidos los fines de semana y yo siempre quería jugar con ellos. Así que dejé el fútbol y empecé a jugar al básquetbol. Comencé a entrenar más en serio cuando tenía 9 o 10 años y ahora estoy intentando dedicarme a ello de manera profesional. Mi vida gira en torno al básquetbol. Es lo único en lo que pienso.

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De izquierda a derecha: Chris, Ngor y Chudier ríen en el asiento trasero de un automóvil de camino a la cancha de South Beach.

¿Cómo empezó su equipo?

Chuatwech: Nos conocemos desde hace años. Nuestras familias se conocen. Empezamos a jugar juntos desde niños. En algún momento alguien formó un equipo para la South Sudanese Australian National Basketball Association: el Perth Rhinos. Las personas que jugaban en el equipo lo dejaron en 2018, pero nosotros vemos al nuestro como una continuación.

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La familia Reath exhibe los trofeos de Chuatwech en la entrada de su casa.

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Un estandarte que representa a Sudán del Sur cuelga junto a una bandera australiana en la casa de la familia Reath.

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La familia Reath exhibe los trofeos de Chuatwech en la entrada de su casa.

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Un estandarte que representa a Sudán del Sur cuelga junto a una bandera australiana en la casa de la familia Reath.

¿Cómo es jugar en este equipo?

Sebit: Te hace olvidar de todo el ruido exterior. Cuando estamos juntos, nada más importa. Porque el básquetbol es ese tipo de deporte en el que necesitas cohesión. Todo el mundo tiene que estar alineado para que el equipo triunfe. Discutimos, pero luego pasamos a la siguiente jugada. Puro trabajo en equipo. Ese tipo de cosas solo pueden hacer una cosa con tu amistad: reforzarla.

Ngor: Siento todo su amor y toda su buena energía. Es genial encontrar apoyo en este grupo, porque de verdad estamos ahí para nuestros amigos, pase lo que pase.

Chuatwech: Somos como una familia. Si tienes algún problema, se lo puedes contar a cualquier amigo del equipo. Durante los partidos, obviamente batallamos con muchas cosas y no queremos perder. Pero el básquetbol es un trabajo en equipo. Tienes que dejar a un lado las diferencias que tengas con quien sea. Plantearnos cómo vamos a actuar nos ayuda a trabajar nuestra capacidad para resolver problemas.

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Ngor ayuda a Bang a levantarse después de una falta.

¿Cómo fortalecen su vínculo fuera de la cancha?

Ngor: Nos animamos mutuamente y eso nos ayuda a trabajar muchísimo la resiliencia. Cuando jugamos juntos, sentimos que cuando uno triunfa, triunfamos todos. Eso es lo que más me gusta de jugar en equipo.

Sebit: El hecho de jugar juntos es algo que fortalece nuestra amistad. Poder hablar sobre cualquier cosa y seguir avanzando es algo que refuerza mucho cualquier relación.

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Almuerzo en familia en casa de la familia Reath.

¿Cómo describirían sus estilos de juego y sus fortalezas?

Ngor: A mí se me da muy bien encestar. Es sin duda uno de mis puntos fuertes.

Sebit: En mi caso, creo que son mi versatilidad y mi altura, por lo que puedo lanzar el balón desde aquí.

Chuatwech: Creo que mi velocidad y mi condición física. También se me da bien pasarla. Me gusta ganar, así que hago todo lo que puedo para conseguirlo.

¿Quién es le mejor jugador?

Sebit: (Muy serio) Creo que yo.

Chuatwech: (Muy serio) Mi hermano.

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De izquierda a derecha: Chris, Bang y Chudier luchan por un rebote.

Volvemos a la cancha, donde el juego ya está que arde. Sus voces recorren la cancha tan rápido como sus pases.

"¡No quiere tirar!".

"¡Vamos, hazlo!".

"¡Eh! ¿Qué se siente al ser tan bajito?".

"Ahí estás, enséñanos cómo se hace".

Los jugadores de las canchas cercanas dejan de jugar y se reúnen para ver de cerca el nivel de este equipo. La admiración de este público por las habilidades de los chicos es una de las pruebas de que, a través del básquetbol, se han convertido en los héroes de la zona.

La serie de partidos de 11 puntos acaba en 4-3 con el equipo de Sebit llevándose la victoria. Como MVP del partido, Sebit dedica unos minutos a dar consejos a los niños que se han acercado a verlos jugar.

Al terminar, el equipo se marcha a la playa para relajarse un poco en la famosa brisa de Fremantle, conocida localmente como Freo Doctor por cómo la brisa marina ayuda a aliviar el calor de los veranos australianos. En la arena, con esa brisa a su alrededor, corren hacia las olas persiguiéndose, dándose toquecitos y cayendo de la risa.

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De izquierda a derecha: Chris, Chudier y Bang se relajan tras el partido en South Beach.

El equipo perdedor promete a los ganadores que los llevarán a comer unas hamburguesas o unas costillas en algún momento. La victoria lo es todo para ellos en el momento de la batalla, pero, al mismo tiempo, no es para nada lo que importa. Para este grupo de amigos, el básquetbol es un idioma común, una forma compartida de entender el mundo y de sentirse parte de un todo. Las costillas son solo un complemento muy sabroso.

Texto: Aarti Betigeri
Fotografía: Chris Gurney

Reportado: octubre 2020

Publicado originalmente: 20 de febrero de 2022