¿Qué es la fascitis plantar? ¿Cómo se puede curar?
Salud y bienestar
Esta condición dolorosa puede sabotear tus entrenamientos, por suerte, existen estrategias para volver a ponerte en marcha.
Cuando se trata de dolor o incomodidad que afecta el rendimiento deportivo, es difícil evitar el tipo de pinchazos agudos y penetrantes que a menudo se asocian con la fascitis plantar, especialmente porque pueden incluso impedir caminar correctamente e incluso hacer cualquier tipo de entrenamiento constante.
¿Qué es la fascitis plantar?
Repaso rápido de anatomía: la fascia plantar es la banda gruesa de tejido que conecta el hueso del talón con los dedos de los pies mientras sostiene el arco del pie. También absorbe el impacto durante ciertas actividades como caminar, correr o saltar.
Cuando este tejido se daña a través de pequeños desgarres, esa afección se llama fascitis plantar, según Rachel MacNeill, doctora en fisioterapia y dueña de Flexability Physical Therapy. Esto puede ocurrir simultáneamente en un pie o en ambos y puede ocurrir repentinamente en función de factores como el grado de tensión del pie y el nivel de inflamación que crean esos microdesgarres. La fascitis plantar también puede desarrollarse gradualmente con el tiempo.
"Para muchas personas, especialmente cuando no se hace reposo durante las primeras instancias de la lesión, se convierte en una afección crónica llamada fasciosis plantar y puede tardar meses o más en recuperarse", dice. (Para brindar más contexto, la fasciosis plantar se describe como un estiramiento, desgarre o degeneración crónicos de la fascia).
¿Cuál es el indicio de una fascitis plantar? El dolor en el talón, dice MacNeill. Puede sentirse como un hematoma o un dolor punzante y tiende a empeorar por la mañana. Por lo general, el dolor disminuye cuando te has estado moviendo durante un tiempo y, a menudo, desaparece por completo cuando no estás de pie ni caminando.
Cinco factores de riesgo clave
Aunque esta afección a menudo está relacionada con la actividad, especialmente los ejercicios de resistencia que suponen una carga continua sobre los pies, como correr largas distancias, la afección puede afectar a cualquier persona que pase mucho tiempo de pie, especialmente si es en superficies duras, dice MacNeill. Por ejemplo, tu riesgo es mayor si trabajas como cajero y estás parado sobre un piso de baldosas durante todo tu turno laboral, en comparación con un oficinista que está mayormente sentado durante el mismo tiempo.
Otros factores de riesgo incluyen:
- Mecánica del pie: los pies planos o con arcos muy altos pueden afectar la forma en que se distribuye el peso del cuerpo y poner más tensión en la fascia plantar, dice MacNeill. Eso no significa que estés condenado a tener problemas en los pies si tienes alguno de estos tipos de arco, pero es recomendable que elijas el calzado con el mejor soporte para tus pies.
- Rigidez en los tobillos: tu riesgo también aumenta si tienes movilidad limitada en los tobillos, lo que puede deberse a una tensión en los músculos de las pantorrillas o a una falta de flexibilidad en los tobillos.
- Edad: la afección es más común en personas de 40 a 60 años.
- Peso: tener exceso de peso u obesidad puede ejercer una presión adicional sobre los pies, lo que puede afectar la forma del arco.
- Sobreentrenamiento: si has estado aumentando tu entrenamiento últimamente, especialmente si corres, ese exceso de actividad podría ser el disparador de esta afección, dice Carol Mack, doctora en fisioterapia, especialista en fuerza y preparación física certificada en CLE Sports PT & Performance. El sobreentrenamiento no le da a los pies suficiente tiempo para recuperarse, por lo que la fascitis plantar se convierte en una lesión por uso excesivo.
Si no se aborda el problema, es probable que sufras un dolor continuo en el pie, lo que también puede afectar la mecánica de tu cuerpo y tu forma de caminar. Esto puede convertirse en un efecto dominó de problemas, específicamente para las rodillas, la cadera, la espalda o incluso el cuello. La buena noticia es que la afección es tratable, especialmente cuando se detecta en las primeras etapas.
Consejos para recuperar tu fascia
Debido a que la fascitis plantar se considera un problema de inflamación, puede tratarse de la misma manera que otras lesiones similares, dice MacNeill. Esto incluye medicamentos antiinflamatorios de venta libre, como el ibuprofeno, hielo cuando sea necesario y descanso estratégico. No dejes de consultar con tu médico u otro profesional autorizado para determinar el mejor plan de recuperación para ti.
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Si crees que la movilidad del tobillo es un punto conflictivo, te sugerimos agregar más ejercicios de flexión de tobillo a tu entrenamiento. Por ejemplo, ella sugiere hacer sentadillas y desplantes con los talones hacia abajo para doblar el tobillo tanto como sea posible. También puedes usar un rollo de espuma y estirar las pantorrillas como parte de tu entrenamiento de calentamiento.
"Es importante abordar los factores de riesgo subyacentes", dice. "Esto [puede] incluir perder peso y usar un calzado con soporte. Independientemente de si tu fascitis plantar es aguda o crónica, es fundamental evitar andar descalzo o usar calzado que no brinde soporte, incluso en la casa".
Modificar las actividades y la carga también puede ayudar, agrega Mack, especialmente si la lesión está relacionada con el sobreentrenamiento. En general, el dolor puede tardar entre tres y seis semanas en desaparecer, pero si persiste o empeora, consulta con tu médico para asegurarte de que no haya un problema más grave en el pie, como una fractura por estrés. Te recomendamos consultar a un fisioterapeuta para obtener más ejercicios que te ayudarán a recuperarte y a volver a ponerte en marcha lo antes posible.
Texto: Elizabeth Millard
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