Nunca dejes de escuchar

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Bill Bowerman no era solo un innovador, también era un solucionador de problemas y nos enseñó todo eso sin importar la magnitud de la situación. El primer paso es escuchar...

Última actualización: 14 de julio de 2022
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Cuando Bill Bowerman comenzó como entrenador del equipo de atletismo de la Universidad de Oregón en 1948, la mayoría del calzado de running se veía como un calzado de vestir de cuero con clavos atravesando la suela. Bill, un estudiante incesante, estudió todo desde anatomía hasta composición de materiales, buscando formas de mejorar los diseños de la época. Sin embargo, cuando contactó a los fabricantes de calzado de running y les mostró sus ideas, pocos, si no es que ninguno, quiso escucharlo.

Entonces Bill se puso a trabajar. Ya sea que estuviera fabricando un calzado único con una parte superior hecha de piel de serpiente, de venado o pescado, o sacándole todos los clavos a un calzado ya hecho para reposicionarlos para un corredor en particular, siempre buscaba nuevas formas de crear calzado más ligero, más rápido y más eficiente a cada paso.

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Hayward Field, la pista legendaria de la Universidad de Oregón, fue el campo de prueba de estos experimentos. Bill tenía una pequeña oficina debajo de las gradas con una puerta que daba directamente al carril 8, el carril externo de la pista. La leyenda cuenta que Bill solía asomar la cabeza por esa puerta y le pedía a algún novato desprevenido probar en la pista su más reciente invento. Ya sea que esto resultara en calambres en los pies durante días o un nuevo descubrimiento para Bill, siempre se aseguraba de obtener un informe detallado de sus corredores y consideraba esos datos para crear su próxima versión.

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"Me siguen preocupando los corredores que llamo hamburguesas. Nunca romperán récords de tiempo, pero pueden alcanzar su propio potencial". - Bill Bowerman

Cuando Kenny Moore, futuro maratonista olímpico y corredor de la Universidad de Oregón, se rompió el pie corriendo, Bill deshizo el calzado de running que usó y descubrió que la falta de soporte del arco en la parte media había contribuido a la fractura por estrés de Moore. Listo para trabajar, Bill hizo un calzado con goma suave de esponja en el talón y antepié, una suela interna acolchonada y una suela firme de goma para que Kenny lo usara mientras se recuperaba. El resultado terminó siendo el Nike Cortez, uno de los calzados de running más icónicos y vendidos jamás creados.

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Un prototipo hecho para Kenny Moore (en la foto) inspiraría el legendario Nike Cortez.

Los corredores de la Universidad de Oregón no fueron los únicos que se beneficiaron del impulso de Bill por resolver pequeños problemas a diario. Cuando las gradas de Hayward Field se remodelaron, Bill mudó su taller al sótano de un edificio médico en el centro de Eugene. Ahí hacía calzado específico para las necesidades ortopédicas de los pacientes y a cambio, mandaba a sus corredores a las máquinas de rayos X para obtener imágenes detalladas de sus huesos de los pies para poder crear patrones únicos de clavos para cada persona.

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Supuestamente, Bill nunca quiso que le dijeran "innovador", prefería "solucionador de problemas". Mientras su trabajo sin dudarlo impulsó el mundo del diseño del calzado rápidamente, se dio cuenta de que la verdadera innovación nunca sucede en un vacío. Primero escuchas, luego ves el problema y después encuentras la solución. Y si tienes suerte, cambias el mundo.

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Publicado originalmente: 14 de julio de 2022