Consejos para mentalizarte y afrontar el día del parto con confianza

Estás respirando con fuerza y llegando a la línea de meta, así que puede que sientas que has alcanzado tu límite. No, no hablamos de una carrera, sino del parto.

Por suerte, si ya eres una persona activa, es posible que tengas una ventaja en la sala de partos. "Hay pruebas fehacientes de que las pacientes que hacen ejercicio durante el embarazo sobrellevan las molestias del parto y el dolor del mismo mejor que quienes no hacen ejercicio", señala la doctora Amanda Williams, ginecóloga certificada en Oakland, California, y miembro de la junta asesora de Nike (M)ove Like a Mother.

¿Por qué? El movimiento puede entrenar a tu cuerpo para algunas de las exigencias del parto (como aumentar la capacidad pulmonar), pero los beneficios no son solo físicos. "A menudo, las personas que hacen ejercicio y están acostumbradas a superar desafíos tienen algunas de las mejores experiencias de parto", comparte la Dra. Williams.

Al igual que con cualquier carrera larga o entrenamiento duro, para tener confianza durante el parto también se necesitan algunas estrategias sólidas para el cuerpo y la mente. Es posible que no puedas predecir con exactitud cómo será el parto, pero puedes prepararte para hacer frente a lo que sea. Aquí te mostramos algunas formas sencillas, pero poderosas de sentirte como la madre recia que eres en el gran día.

Una mentalidad positiva y poderosa te permite aprovechar tus capacidades físicas, ya sea en el gimnasio o en la sala de partos. Si no crees que puedes, por ejemplo, levantar algo pesado (o pujar para que salga un bebé), tu cuerpo suele responder de la misma manera. "Si luchas mentalmente contra una contracción, lo más probable es que termines apretando, lo que hace que tu cuerpo y tu cuello uterino se cierren", afirma Cherie Seah, doula o acompañante de parto con sede en Bay Area (EE. UU.).

Para reducir las posibilidades de desencadenar una reacción física que haga lo contrario de lo que deseas, los estudios sugieren cambiar los pensamientos de preocupación por otros positivos (repite en tu mente "puedo hacerlo" en lugar de "esto da miedo") para reducir la ansiedad. Antes de la fecha prevista para el parto, Seah recomienda escribir frases sobre tus miedos específicos: cosas como "Mi cuerpo sabe cómo traer un bebé al mundo" o "Puedo hacer mis respiraciones durante un minuto".

Recitarte esas frases mientras estás embarazada puede moldear tu forma de pensar sobre el parto y lo que eres capaz de hacer. Si puedes, lleva tus frases para usarlas mientras das a luz. "A veces, el proceso de escribirlas y colgarlas en el lugar del parto puede ser un proceso terapéutico que ayuda a liberar el miedo", señala Seah. Es decir, las autoafirmaciones positivas son lo mejor de lo mejor.

No probarías una nueva clase de gimnasia sin informarte sobre qué involucra. Y aprender sobre lo que ocurre en tu cuerpo durante el parto (por ejemplo, viendo ilustraciones que muestran cómo las contracciones ayudan a abrir el canal de parto o leyendo sobre experiencias de cesáreas que no dan miedo) también puede ayudarte a sentirte más preparada.

Solo una advertencia: hay mucha información (y algunas historias intensas sobre el parto), y Seah dice que tratar asimilar demasiada puede no ser precisamente lo más tranquilizador. Consigue la información que necesitas, pero trata de no abusar de las búsquedas en Google y elige solo unas pocas fuentes de información del mundo real en las que confíes. Tu ginecólogo o comadrona, una doula o una clase de preparación al parto que vaya acorde con tus valores son buenos puntos de partida.

Al igual que con una carrera larga o un duro entrenamiento de acondicionamiento, el parto puede ser imprevisible. Puede que desees un parto sin intervenciones o un parto vaginal, pero por tu seguridad y/o la del bebé, es posible que las cosas vayan por otro camino, y eso no tiene nada de malo (además, la anestesia puede ser un regalo del cielo. No hay que avergonzarse de ello si es algo con lo que estás de acuerdo). Para afrontar mejor toda esa incertidumbre, mantén la mente abierta y céntrate en los aspectos del parto que puedas controlar, afirma la Dra. Williams. "Elige tu prioridad principal, como tener a una persona que te apoye en la habitación o hacer que tu bebé esté en contacto con tu piel lo antes posible".

Centrarse en los elementos controlables también puede evitar que te castigues después. "Le digo a todas que vayan tan preparadas como puedan, pero entendiendo que cada parto es único y que no es un fracaso personal si no ocurre como uno esperaba", afirma Andreka Peat, doctora y psicóloga clínica licenciada con especialidad en salud mental materna con sede en Decatur, Georgia.

Si empiezas a asustarte durante el parto (#normal), es difícil pensar de forma creativa en cómo superarlo. Esto se debe a que la parte lógica de tu cerebro se apaga cuando la parte estresada entra en acción, explica Peat. Pero, como saben los atletas, puedes usar tu cuerpo para indicarle a tu cerebro que es hora de calmarse.

La respiración profunda es una de las formas más poderosas de hacerlo, señala Peat. Las respiraciones lentas y profundas pueden indicar a tu cuerpo que estás a salvo, lo que puede ayudar a reducir la respuesta de luchar o huir. "Le das a tu mente un trabajo para que no vaya a toda velocidad, y fisiológicamente envías una señal al cuerpo de que puede estar tranquilo", afirma Peat. (Además, concentrarte en la respiración te ayuda a dejar de pensar en la intensidad de la contracción, comenta Seah: ¡cinco respiraciones largas dentro y fuera, y se acabó!).

Es difícil probar nuevas herramientas en el fragor del momento, así que practica tus técnicas de respiración profunda o cualquier otra estrategia de afrontamiento que quieras llevar a la sala de partos con antelación.

Cuando llevas tu cuerpo a nuevos límites durante un entrenamiento, es normal (e incluso beneficioso) sentir alguna molestia. Y a estas alturas, es de esperar que hayas aprendido a distinguir el tipo de dolor que puedes soportar del que significa que es hora de parar. El mismo principio es útil durante el parto, sostiene Peat.

Confía en tu cuerpo para que te diga cuándo algo no va bien (créenos, lo sabrás). Por otro lado, recuerda que esas intensas sensaciones físicas suelen significar que algo bueno está ocurriendo. "El parto es un proceso natural y fisiológico, y la incomodidad no siempre es sinónimo de peligro", explica la Dra. Williams. "Conseguir sentirte cómoda con esta incomodidad y recordar que tienes las herramientas para manejarla es increíblemente fortalecedor". Algo así como una dura sesión de entrenamiento: puede parecer un infierno en el momento, pero ¿después? Te sientes orgullosa, alegre y más fuerte por ello.