Theland Kicknosway corre por él y por su comunidad
Cultura
Conoce al atleta, bailarín y activista indígena de 17 años que usa el movimiento para conectar con su cultura autóctona y educar a otros sobre su historia.
"Un rato al aire libre" es una serie para conocer atletas que buscan conexión y equilibrio en el entorno natural.
Theland Kicknosway golpea el suelo rítmicamente. Es un sentimiento, una energía, una expresión que ha conocido la mayor parte de su vida. Baila alrededor de los tambores de su tribu para celebrar y honrar su herencia indígena. Corre por las carreteras de su comunidad para promover una vida sana y poner de relieve los problemas importantes a los que se enfrenta su pueblo. Para él, el movimiento de su cuerpo tiene un propósito mayor. "Cuando bailo, al igual que cuando corro, siento esa energía espiritual, esa conexión con la tierra", afirma.
Theland baila con su atuendo tradicional en el bosque del área de conservación Mer Bleue Bog. “Cuando bailo, al igual que cuando corro, siento esa energía espiritual, esa conexión con la tierra", afirma.
Con tan solo 17 años, Theland es un nativo de las Primeras Naciones Cree y Potawatomi que vive en Ottawa (Canadá) y que lleva mucho tiempo corriendo, bailando en powwows, cantando y defendiendo las causas indígenas a nivel nacional, además de estar en el último año del bachillerato. Su motivación para todo lo que hace es clara. "Lo hago para difundir luz para los demás", afirma Theland, quien tiene una gran cantidad de seguidores en las redes sociales.
Según Theland, ha estado corriendo desde que aprendió a caminar. Al principio, era para descargar energía cuando era pequeño. Pero empezó a tomárselo más en serio en el tercer grado, cuando empezó a competir en carreras de campo traviesa y de atletismo. Y ahora, como en el caso de muchos otros corredores, lo hace para encontrar el equilibrio.
Theland camina entre los árboles del sendero del área de conservación Mer Bleue Bog. "Creo que lo importante en nuestras comunidades es asegurarnos de que también estemos generando conciencia sobre la importancia de una vida sana", dice.
"Correr detiene temporalmente ese estrés y esa ansiedad. Te concentras en cada paso, en la sensación de correr con el viento, en sentir todos los elementos que te rodean", explica. "De hecho, esta mañana salí a correr y pude oír el canto de las aves, y fue hermoso poder salir y ver qué otro tipo de belleza hay en el mundo".
Hoy en día, el running tiene un propósito más elevado, para él y para su comunidad indígena. Desde 2015, Theland se embarca en una épica carrera anual de más de 130 kilómetros en el transcurso de cuatro a seis días, para aumentar la conciencia sobre la difícil situación de las MMIWG2S, siglas que significan mujeres, niñas y personas de dos espíritus indígenas desaparecidas y asesinadas (siendo el término "persona de dos espíritus" un término panindígena para las personas que se identifican con la comunidad LGBTQIA+) , así como para recaudar fondos para apoyar a los hijos y seres queridos que dejaron atrás.
Correr, dice, consiste en "utilizar ese elemento, ese don del running y usar esa energía para el bien".
Theland se asegura de poder plantar los pies en la naturaleza con frecuencia. "Hago esto para difundir luz para los demás e inspirar a otros con nuestra forma de vida y sus virtudes", asegura.
Theland empezó a hacer preguntas sobre los niños de MMIWG2S cuando tenía 9 años. "Había ido a las vigilias cuando era pequeño. Cantaba canciones", recuerda. "Pero realmente me preguntaba: '¿a dónde van estos niños y qué pasa después? Como joven, estaba pendiente de los demás jóvenes".
Su tía Bridget es cofundadora de una organización sin fines de lucro que ayuda a los seres queridos de los asesinados, así que Theland, inspirado por otros atletas que han utilizado el deporte para generar conciencia, tuvo una idea. "Me dije: quiero cruzar Canadá corriendo. Mi madre se puso inmediatamente en plan: ¡oye! ve más despacio, Canadá es muy grande. Así que le dije: bueno, crucemos Ontario en bicicleta, hagamos esto y lo otro. Entonces se nos ocurrió esta idea: voy a preguntarle a mi tía Bridget: ¿puedo correr hasta tu casa?".
Con el paso de los años, se me han unido más amigos y familiares. Ahora, Theland está planeando su primera carrera nacional por la causa. "Sin duda es una gran tarea, pero con el apoyo y el amor de nuestro pueblo, seremos capaces de hacerlo", asegura. Actualmente está investigando las rutas y el clima con la esperanza de correr desde Vancouver hasta Ottawa en el verano de 2021. Es un viaje agotador a través de las Montañas Rocosas, atravesando las vastas praderas occidentales y adentrándose en el salvaje Escudo Canadiense, una gran región de roca precámbrica expuesta.
Theland reflexiona sobre su viaje espiritual y cultural mientras camina entre las plantas del área de conservación Mer Bleue Bog.
Mantenerse en forma y mantener una buena dieta son una parte importante de la rutina diaria de Theland. Para entrenar lo que es esencialmente una serie de maratones consecutivos, alterna los días de running con los de ciclismo. "Intento salir todos los días y me aseguro de comer bien y de prepararme lo mejor que puedo", dice. A menudo entrena con amigos y da la bienvenida a cualquiera que se una a él para una parte o la totalidad de sus carreras anuales.
Atribuye a sus padres el haberle inculcado desde muy joven un sólido sentido de la identidad y la cultura. Su madre, Elaine, es de la Nación Cree Peter Ballantyne y Swampy Cree del norte de Saskatchewan, y su padre, Vince, es Potawatomi de la Primera Nación de la Isla Walpole (también conocida como Bkejwanong) en el sur de Ontario.
Al igual que con el running, la conexión de Theland con su cultura está arraigada en el respeto al mundo natural.
Theland toca una canción con su tambor de mano para dar las gracias y honrar al río Rideau. "Cuando canto una canción, o cuando toco un tambor, o siempre que siento esa energía espiritual, eso me hace sentir como si todos fuésemos uno. Me hace sentir que estoy en casa", afirma.
"Correr detiene temporalmente ese estrés y esa ansiedad. Te concentras en cada paso, en la sensación de correr con el viento, en sentir todos los elementos que te rodean".
Theland se ha comprometido a asistir y bailar en los powwows, celebraciones culturales habituales en muchas naciones indígenas. Los bailarines, ataviados con vistosos atuendos, interpretan diferentes estilos de danza al son de canciones que mezclan lo tradicional y lo contemporáneo. Desde muy joven, ha bailado en powwows por todo Ontario y Quebec. De hecho, él y sus padres son asiduos a lo que se conoce como la "ruta del powwow", el circuito de eventos culturales de fin de semana que los indígenas recorren a lo largo del año.
"En lo que a mí respecta, voy a seguir dándolo todo por mi cultura", asegura Theland. "Estoy muy orgulloso de este conocimiento. Lo llevaré de la mejor manera posible, y lo transmitiré a mis hijos y a mis nietos en el futuro".
Su padre, Vince, trenza el pelo de Theland en el patio trasero de su casa de Ottawa. "Para mí el generar conciencia, usar estas largas trenzas, mostrarlas con orgullo y enseñárselas a otros jóvenes y hombres de nuestra comunidad... es algo importante para dar un modelo a seguir", dice. "Con suerte, he inspirado a otros a hacer lo mismo".
Theland ya tiene una audiencia al alcance de la mano con la que compartir su historia y amplificar aún más su voz, su comunidad y las causas que le interesan. Educa a sus 450.000 seguidores en las redes sociales sobre la cultura y la historia indígenas. "Tengo un video que tiene casi 5 millones de visitas y solo soy yo hablando de la importancia y el significado de los niños con trenzas", comenta. En muchas culturas indígenas, los niños y los hombres llevaban tradicionalmente el pelo largo y hay un movimiento creciente para reivindicar eso. Otros videos lo muestran vistiendo su atuendo tradicional para los powwow.
"Estoy muy feliz y agradecido de poder bailar por el bien de mi gente, y de poder lucir un poco de mi atuendo tradicional", dice Theland. "Y de mostrar a las personas que somos fuertes y resistentes a pesar de todas las cosas que nos han ocurrido en el pasado".
"Diría que he estado cantando y bailando incluso desde antes de nacer", afirma Theland, mientras posa orgulloso con su atuendo tradicional".
Uno de sus atuendos favoritos para bailar con aro está confeccionado con una tela brillante y colorida que compró en un mercado de un powwow. Una tía le ayudó a crear la prenda, que complementa de forma vibrante con unos aros LED luminosos que adquirió por Internet. "Por lo que sé, la danza del aro procede del pueblo Hopi de Arizona", explica Theland. "Se trata de una danza narrativa. Al entrelazar [los aros], estás creando diferentes imágenes de la naturaleza, de diferentes seres que puedes ver en la creación".
En la casa de la familia de Theland hay objetos tradicionales como tambores y maracas, así como plantas medicinales como la hierba dulce y la salvia. Dice que estas preciadas pertenencias y la energía de su hogar lo mantienen en equilibrio, lo que es especialmente importante al comenzar su último año de escuela.
Al aire libre, el poder del running y el baile es igual de tangible y poderoso para el equilibrio que es capaz de mantener en todas sus actividades. "Cuando canto una canción, o cuando toco un tambor, o siempre que siento esa energía espiritual, eso me hace sentir como si todos fuésemos uno", afirma. "Me hace sentir que estoy en casa".
Texto: Waubgeshig Rice
Fotografía: Karen Joyner
Reportado: septiembre 2020