Fluye a tu manera y no te rindas
Asesoramiento
No necesitas hacer grandes cosas para alcanzar tu estado ideal y disfrutar la seguridad, el alto rendimiento y las recompensas de bienestar que brinda.
- Perderte en una actividad, es decir, entrar en tu estado de fluidez, te puede ayudar a alcanzar tu máximo rendimiento y puede impulsar tu progreso.
- Llegar hasta ahí no es tan difícil como parece: programa una actividad secuencial durante unos minutos todos los días.
- Si tienes muchas distracciones, una caminata meditativa podría calmar tu mente.
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Involucrarte tanto en una actividad (como devorar una biografía o surfear una ola) a un nivel en el que realmente olvides tu lista interminable de tareas pendientes, tus preocupaciones diarias o incluso tu teléfono, puede parecer mágico. Pero la realidad es que estás experimentando un estado psicológico muy real: la fluidez. Y ese es el secreto para crear un impulso que realmente pueda llevarte a progresar en tus habilidades deportivas, tu rendimiento atlético y casi cualquier cosa que requiera concentración.
El estado de fluidez es cuando nos sumergimos totalmente en lo que estamos haciendo. "Se puede definir como una concentración absoluta en el momento presente", explica la Dra. Morgan Levy, licenciada en psicología de Boca Ratón, Florida, especializada en estrés, ansiedad y agotamiento. "Es casi como si el individuo viviera una fusión de su acción y su conciencia". Morgan también indica que es justamente lo opuesto a como la mayoría de nosotros funcionamos casi todo el tiempo.
Piensa en tu mente como si fuera una laptop o un teléfono. La mayor parte del tiempo tienes un montón de ventanas y aplicaciones abiertas en simultáneo, lo que puede demorar tu dispositivo, explica el Dr. Randy Paterson, psicólogo de Vancouver y autor de How to Be Miserable in Your Twenties. Pero en el estado de fluidez, el dispositivo dedica la mayor parte de su capacidad a ejecutar una única aplicación muy potente para tener un rendimiento óptimo.
Los expertos creen que, con un poco de esfuerzo, alcanzar un estado de fluidez puede convertirse en una experiencia intencional y frecuente, además de promover tu progreso.
Las sensaciones agradables de la fluidez
El psicólogo que en 1990 acuñó el concepto de la fluidez (Mihaly Csikszentmihalyi, incorpóralo a tu cultura general), la consideró una experiencia de vida inmejorable. Cuando entras al estado de fluidez, te esfuerzas hasta el límite mientras haces algo desafiante, muy gratificante y divertido, todo al mismo tiempo. Según Mihaly, normalmente te sientes "fuerte, alerta, en control, pero sin esfuerzo; no sientes timidez y estás en la cima de tu capacidad". Los problemas parecen desaparecer.
Otros psicólogos de primer nivel, como Martin Seligman, creen que este estado mental es la clave para lograr una felicidad profunda y auténtica. No solo te sientes bien, sino que también sientes más calma, una mayor satisfacción y una mayor realización cuando terminas. De acuerdo con Paterson, esa sensación de bienestar después de transitar el estado de fluidez vale la pena, ya que puede ayudarte a mantener la concentración en lo que acabas de hacer en lugar de apresurarte hacia tu próximo objetivo.
Existe una base biológica para esto. "Cuando estás en ese estado de fluidez, tu cerebro libera neurotransmisores, como dopamina y serotonina, que te hacen sentir bien", explica Levy. Por ello, vivirlo habitualmente puede generar grandes beneficios para tu salud mental, así como mejorar tu productividad.
Una investigación reveló que existe un vínculo directo entre las experiencias de fluidez de los atletas y un rendimiento óptimo. "Desde una perspectiva psicológica del deporte, el estado de fluidez es cuando la mente y el cuerpo están en completa sincronización", dice el Dr. Joel Fish, director del Centro de Psicología del Deporte de Filadelfia. Eso puede darte un gran impulso para encarar tu WOD, dominar en el campo de fútbol o, por ejemplo, cumplir con tu objetivo de comer más carbohidratos de calidad.
Los estudios demuestran que las experiencias de fluidez habituales también se vinculan con una mayor confianza y autoestima. Esto se debe a que las actividades que inducen este estado tienden a ser gratificantes, y realizarlas te ayuda a ser cada vez mejor en esa actividad. "Las personas que alcanzan este estado con mayor regularidad mejoran sus habilidades y, por este mismo motivo, tienden a sentirse más seguras de sí mismas", comenta Levy.
Cuando todas esas cosas buenas se combinan, nos sentimos preparados para ir tras nuestros objetivos.
Cómo encontrar la fluidez
Es probable que hayan existido muchas oportunidades en las que hayas "caído" en un estado de fluidez sin siquiera tener la intención e incluso sin darte cuenta. Si alguna vez lograste terminar un rompecabezas en cuestión de horas, felicitaciones, tu capacidad de fluidez es grandiosa.
A menudo sucede de manera espontánea, pero si quieres entrar en un estado de fluidez de manera intencional, sigue estos pasos.
1. Encuentra una actividad apta para la fluidez.
El punto óptimo para lograr el estado de fluidez se produce cuando haces algo que realmente te gusta y que es un poco difícil, pero no tanto como para generarte frustración (ya que esto te quitaría de este estado rápidamente). La actividad debe brindarte algún tipo de efecto claro e inmediato que te motive a seguir en ella. Generalmente, se trata de sentirse bien con lo que se hace, dice Levy.
Los deportes pueden ser muy buenos para la fluidez, especialmente aquellos que exigen tu atención, como la escalada en roca, el yoga, el surf o el esquí, porque te permiten "enfocarte en el momento presente y no pensar en el pasado ni en el futuro”, dice Fish. Ese enfoque puede generar impulso pico tras pico y ola tras ola.
Pero, para ser honestos, el estado de fluidez puede llegar a través de cualquier cosa que te atrape hasta el punto de lograr que olvides todo lo demás y pierdas la noción del tiempo. "Lavar platos, organizar ropa, jugar ajedrez, bailar, limpiar un auto y escribir son algunos ejemplos", dice Levy. La clave para las cosas mundanas, como las tareas rutinarias, es mantener la conciencia, en lugar de avanzar en piloto automático, y dejar volar la imaginación. "Cuando estás lavando los platos, puedes concentrarte en cómo se ven y cómo se sienten en tus manos, o en el sonido del agua que corre", explica. Este último consejo es un dos por uno: también mejorará tu mindfulness.
2. Crea un hábito.
Crear planes concretos para realizar las actividades que te lleven al estado de fluidez aumenta las probabilidades de que logres llegar a esa zona. "Comienza con algo pequeño", sugiere Levy. "Puedes establecer un recordatorio en tu teléfono para dedicar cierto tiempo, incluso cinco minutos, a esa actividad por día". Además, agrega: "No existe ningún momento bueno ni malo para hacerlo, pero seguir el mismo horario puede ayudarte a ser más consistente para que el estado de fluidez llegue de manera natural". Además, la consistencia puede ser aún más importante que el esfuerzo para tu progreso.
3. Elimina las distracciones.
Fluir implica la capacidad de concentrarse (esto no es ninguna sorpresa), así que busca un lugar tranquilo, apaga tu teléfono (o ponlo en No molestar), y reúne todo lo que necesites para comenzar. Este paso es muy importante para concentrarte, pero hace mucho más que eso. "Reunir tus herramientas y, hasta cierto punto, hacer un ritual de ello, puede ayudarte a preparar la mente para pasar al estado de fluidez", explica Paterson. Tal vez siempre escuches la misma canción mientras te pones tu equipo de entrenamiento o sacas tus pinturas y pinceles en la misma superficie de trabajo antes de tocar el lienzo.
4. Despeja la mente.
Si eliminar las distracciones externas no es suficiente para ayudarte a concentrarte en lo que quieres realizar, prueba con una actividad de transición para calmar tus pensamientos. "Un buen punto de inicio es una corta caminata de meditación en la que te enfoques en el paisaje, los sonidos, los olores y las sensaciones que te rodean", sugiere Kelley Kitley, licenciada en trabajo social clínico y psicoterapeuta de Chicago. "Permite establecer la intención antes de que comiences la actividad y puede ayudarte a prestar más atención a tu entorno inmediato para que puedas concentrarte en el aquí y el ahora", explica.
5. No lo fuerces.
Puedes crear el escenario para el estado de fluidez, pero no siempre podrás hacer que suceda (lo siento). Piensa en la fluidez como un amigo al que invitaste informalmente a una fiesta y no como un invitado de honor: es bienvenido y esperado, pero no es imprescindible. "No puedes estar constantemente preguntándote, '¿Ya estoy ahí? ¿Esto es la fluidez?', ya que en su misma naturaleza está el hecho de no pensar en la reacción", explica Paterson. Si te preocupas demasiado, estarás ocupando espacios de tu mente y alejándolos de la fluidez.
En otras palabras: solo sal a correr, dedícate a cavar y plantar en el jardín o abre tu computadora portátil. El resto, por lo general, se dará solo.
Texto: Marygrace Taylor
Ilustraciones: Mojo Wang
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