Nunca pierdas la motivación
Asesoramiento
Si alguna vez sientes poco ánimo, estas estrategias de psicología del rendimiento te ayudarán a redescubrir tu motivación.
- Los expertos afirman que no puedes "perder" la motivación, pero tu fuente principal de motivación sí puede estar muy baja.
- Si tienes preparadas otras alternativas que te animen, podrás mantener el rumbo y seguir avanzando.
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Es sábado y estás sentado en el sofá mirando la televisión. Sabes que deberías entrenar, te sientes estupendamente después de hacerlo y tu avance es impresionante; pero a veces es difícil moverte. ¿Qué pasa?
"Las personas dicen: 'Perdí mi motivación', pero esto no es así", afirma Lisa Lewis, doctora en educación y psicóloga licenciada en Boston, que se especializa en psicología del rendimiento. "La motivación es una cualidad inherente a nosotros, no algo que se tenga o no. Cuando sientas pereza, puede deberse a que lo que normalmente te impulsa esté perdiendo su efecto. Puedes cambiar de dirección buscando otra fuente de motivación más efectiva que te permita alcanzar cualquier objetivo en un abrir y cerrar de ojos.
Las fuentes de motivación se encuentran en un espectro. Por un lado, están las del tipo externo, como el dinero (quizás quieras trabajar intensamente para recibir un bono) o la presión de otras personas (por ejemplo, un profesor que quiere que te vaya mejor). Por otro lado, están los estímulos internos profundos, impulsados por la identidad, que son la base de tus objetivos, y que normalmente denominamos "motivos". Tu motivo puede incluir el deseo de ser un familiar o amigo comprometido y optimista, o la pasión de ayudar a los demás.
Aunque los expertos están de acuerdo en que los motivos son el factor más importante para perseguir tus objetivos, la realidad es que a veces parecerán demasiado distantes o intangibles, o no te identificarás con ellos, afirma Lewis. Cuando eso pase, debes tener preparadas otras alternativas para que ni tú ni tus avances se detengan.
Según la doctora Lewis, las siguientes motivaciones varían de externas y superficiales a internas y significativas. Observa cuál de ellas te motiva hoy, úsala y reserva las demás para el futuro. Idealmente, la mayor parte del tiempo utilizarás las motivaciones profundas y la mitad de la superficiales solo cuando estés en apuros.
Recompensa
Ve al gimnasio y te podrás comprar esa sudadera con gorro o una planta costosa que has estado viendo.
"Castigo"
Si te ausentas de tu clase en línea, deberás limpiar el baño.
Apariencia
Sabes que tus ojos estarán menos hinchados mañana si logras dormir ocho horas esta noche.
Presión social
Todos tus amigos siguen un programa de entrenamiento y a ti te entra el miedo de rezagarte. Sácale ventaja.
Culpa
Tu pareja te compró una guitarra por tu cumpleaños; deberías invertir una hora en empezar a aprender a tocarla.
Un ídolo
Que te inspire la racha de días en los que tus ambiciosos amigos han salido a correr. Piensa cómo es que salen y lo hacen si tampoco sienten tanta motivación.
Orgullo
Disfruta el autocontrol de despertarte con la alarma o lograr las metas de todas las actividades de tu dispositivo de condición física.
"Lo correcto"
Haces ejercicio y comes bien porque sabes que debes hacerlo. Limitas el consumo de bebidas porque sabes que no son saludables. Te pones al corriente de todos tus quehaceres semanales porque sabes que te estresarás más si los postergas.
Identidad
Quizá eres una persona completamente comprometida y te da una gran sensación de logro seguir un plan de entrenamiento al pie de la letra. O quizá eres espiritual, un pensador introspectivo, y leer todos los libros que puedas (en lugar de leer noticias superficialmente todo el tiempo) te hace sentirte más en conexión contigo mismo.
Alegría
Sal a correr, invierte una hora preparando una cena nutritiva o practica en tu tapete de yoga; o escribe la siguiente escena de tu novela, sencillamente porque te encanta. Empezar a hacer cualquier cosa puede ser una batalla, pero, cuando empiezas, todo fluye. Después te sientes mejor.
Tu motivación
Debe ser algo que te dé felicidad, pero también tiene un propósito más profundo y, a menudo, de largo plazo. Quieres ser una pareja paciente y presente; por eso, meditas. O quizá quieres tener tu empleo de ensueño después de graduarte y por eso estudias los fines de semana. "Tu motivación está estrechamente vinculada a tu felicidad", afirma la doctora Lewis, porque si actúas, sientes satisfacción. Y esta es la razón por la que tenemos metas.
Texto: Janet Lee
Ilustraciones: Gracia Lam
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