¿Qué es exactamente un desgarro del ligamento cruzado anterior (LCA)?

Un desgarro del LCA es una lesión dolorosa que puede dejar fuera de juego a atletas durante meses.

Esta terrible lesión ha dejado fuera de las competiciones a muchos deportistas profesionales y no profesionales. Los desgarros del LCA pueden ocurrirle a cualquiera, y la comunidad experta advierte a los atletas no profesionales de que tengan en cuenta que es algo que puede pasar.

¿Qué es un desgarro del LCA y quién tiene más riesgo de sufrirlo? A continuación te explicamos todo lo que necesitas saber.

En primer lugar, es importante entender la anatomía básica de la rodilla. La articulación de la rodilla está compuesta por el fémur (el hueso del muslo), la tibia (el hueso de la espinilla) y la rótula (el hueso de la rodilla), según la American Academy of Orthopaedic Surgeons o AAOS (Academia estadounidense de cirujanos ortopédicos). El ligamento cruzado anterior o LCA es uno de los cuatro ligamentos principales de la rodilla que conectan el fémur con la tibia.

La fisioterapeuta Carol Mack explica que la función del LCA es controlar el movimiento de la rodilla hacia atrás y hacia delante. Más concretamente, evita que la tibia se desplace hacia delante sobre el fémur. Nos explica que el LCA también mantiene la estabilidad de la rodilla en los movimientos rotacionales.

La fisioterapeuta Samantha Vargas añade que un desgarro del LCA ocurre cuando hay movimientos en la articulación de la rodilla que sobrepasan la capacidad del ligamento, por lo que este se rompe.

El LCA es uno de los ligamentos de la rodilla que más se suele lesionar, según la AAOS. La mayoría de estas lesiones suele darse en deportes como el baloncesto, el fútbol americano, el esquí o el fútbol. El motivo, según Vargas, es que en estos deportes hay que hacer muchos cambios de dirección y, con frecuencia, a altas velocidades.

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Según la AAOS, las lesiones del LCA también puede darse con daños en el menisco, el cartílago que absorbe los impactos y que está situado entre la tibia y el fémur, o en otros ligamentos, provocando así hematomas en el hueso por debajo del cartílago.

Mack señala que los desgarros del LCA se clasifican en una escala del 1 al 3, en la que el 3 representa el desgarro completo. Lamentablemente, la rotura de tercer grado es la más común.

Técnicamente, todo el mundo puede sufrir un desgarro del LCA. Sin embargo, hay personas que tienen más riesgo. Vargas señala que la incidencia es alta en personas físicamente activas y puntualiza que las mujeres deportistas jóvenes que practican deportes como el fútbol suelen tener más riesgo de lesionarse. De hecho, hay estudios que demuestran que las mujeres sufren desgarros en el LCA hasta 8 veces más que los hombres.

No está del todo clara esta diferencia entre ambos sexos, pero la ciencia sugiere que puede deberse a una diferencia en la anatomía e incluso en las hormonas. Mack apunta que tienen un mayor riesgo las personas con un padre, madre, hermano o hermana que hayan sufrido un desgarro del LCA y las personas que hayan sufrido previamente un desgarro de este ligamento.

Los desgarros del LCA pueden ocurrir por contacto, es decir, por un golpe con alguien o algo, o sin contacto, que es la manera más común, según asegura Vargas. Estas lesiones pueden ocurrir de diferentes formas:

• Al aumentar la velocidad o reducirla sin ser capaz de controlar el movimiento bien cuando la rodilla está completamente extendida
• Al caer al suelo después de un salto
• Al intentar cambiar de dirección rápidamente o plantar los pies y hacer cortes para descolocar a un oponente
• Al chocar contra otro jugador o contra un objeto

Un desgarro del LCA puede tener varios síntomas distintos. Vargas menciona los siguientes:

• Dolor intenso en la rodilla
• Hinchazón en la rodilla
• Dificultad para apoyar el peso en la pierna
• Dificultad para mantenerse de pie

Mack señala que se suele describir como una sensación de crujido repentino en la rodilla con una hinchazón inmediata, y hay personas que sienten como si la rodilla se hubiera separado al lesionarse.

Los fisioterapeutas y los médicos suelen estar presentes en eventos deportivos profesionales, pero los desgarros del LCA pueden ocurrir en partidos de baloncesto amistosos o incluso de fútbol. Si te ocurre y no hay médicos que puedan atenderte inmediatamente, Mack recomienda hacer todo lo posible por inmovilizar la rodilla y usar muletas o apoyarte en alguien para andar hasta que puedas recibir atención médica.

Si crees que puedes tener un desgarro del LCA, Vargas recomienda acudir a urgencias. Allí podrán comprobar si tienes más lesiones y te darán muletas para ayudarte a corto plazo hasta que puedas visitar un fisioterapeuta especializado en ortopedia.

Vargas explica que los desgarros del LCA se suelen tratar con cirugía, sobre todo con la cirugía artroscópica del ligamento cruzado anterior. Durante la cirugía, el LCA dañado se reconstruye con un injerto de tejido de una persona donante o de la propia persona lesionada. Según Penn Medicine, se conecta al hueso con un tornillo u otro implante.

Vargas señala que la recuperación es intensa y prolongada. Los atletas de alto nivel pueden tardar entre 9 y 12 meses en volver a hacer deporte. Algunos estudios sugieren que el LCA puede tardar hasta 2 años en recuperarse del todo.

Mack recomienda tomarse las cosas con calma el primer año después de lesionarse. Asegura que el riesgo de sufrir una segunda lesión en el LCA es 15 veces mayor durante el primer año posterior a la cirugía. También puede tardarse un año en recuperar por completo la fuerza y la seguridad en la rodilla.

Sin embargo, es posible recuperarse completamente. Vargas afirma que con un programa de rehabilitación completo, se puede recuperar totalmente la movilidad. La rehabilitación puede incluir fisioterapia para recuperar la fuerza en la rodilla y los cuádriceps, volver a correr y aumentar progresivamente el nivel de actividad antes de volver a practicar el deporte que hacías, según nos cuenta ella.

Mack coincide al respecto. Ella indica que con un programa de rehabilitación adecuado, es posible recuperarse de una lesión en el LCA. Hasta que una persona consigue recuperarse por completo, se suelen modificar los programas de entrenamiento: un fisioterapeuta deportivo puede hacer las recomendaciones que sean necesarias.

No tienes por qué cambiar tu rutina para siempre.

A no ser que haya complicaciones significativas, no tienes por qué modificar los ejercicios de forma permanente, según apunta Vargas. Sí que se deben seguir las recomendaciones de profesionales de la salud con experiencia basadas en evidencia científica. Si el equipo que te asiste tiene experiencia en la recuperación de lesiones del LCA, mucho mejor.

Texto: Korin Miller