Qué son las botas de compresión y cómo funcionan

Las botas de compresión son botas de tejido vacío con varias cámaras que cubren los pies y las piernas hasta los muslos. Estas cámaras se llenan de aire, una tras otra, para comprimir o contraer una sección de la parte inferior del cuerpo a la vez, empezando por los pies y subiendo hasta la cadera.

Este proceso se llama compresión neumática intermitente o CNI, y los profesionales de la medicina lo utilizan desde hace tiempo para reducir la inflamación de los pies y de las piernas de sus pacientes con problemas de salud graves, como linfedemas, trombosis venosas profundas o embolias pulmonares.

En pacientes con edema, las botas de compresión ayudan a impulsar la sangre desoxigenada de la parte inferior del cuerpo hacia el corazón.

"Es casi como apretar un tubo de pasta de dientes desde el extremo inferior", explica Audra Wilson, especialista en entrenamiento de fuerza y acondicionamiento.

En el caso de los atletas, la compresión neumática intermitente funciona generalmente de la misma forma, solo que no solo ayuda a que circule la sangre, sino que también afecta a la inflamación posterior al ejercicio.

"Las botas de compresión ayudan a mover los subproductos metabólicos 'malos' de la parte inferior de las piernas hacia el sistema circulatorio para que recorran todo el cuerpo", explica Sam Becourtney, doctor en fisioterapia y especialista en entrenamiento de fuerza y acondicionamiento. Y añade que, así, esos subproductos se reemplazan por sangre 'nueva' y recién oxigenada, lo cual favorece unas condiciones ideales para la recuperación y la salud muscular.

Las personas partidarias de las botas de compresión defienden que con ellas se reduce la acumulación de líquidos, la inflamación y la tensión muscular al favorecer que el cuerpo elimine subproductos metabólicos, como el lactato, después de hacer ejercicio. Además, Becourtney afirma que, como esto favorece que los compuestos reparadores de tejidos entren en los músculos dañados, se reduce el tiempo de recuperación y mejoran los resultados del ejercicio.

Es importante saber que el cuerpo hace esto por sí solo de forma automática después de cada entrenamiento, tanto si cuenta con la ayuda de dispositivos externos como si no. Además, se ha demostrado que otras técnicas de recuperación, como el yoga y el rodillo de masaje, ayudan mediante algunos mecanismos similares.

Por lo tanto, para la gran mayoría de atletas, las botas de compresión seguramente no mejoren drásticamente los resultados que se obtienen, sobre todo para quienes ya hacen una recuperación adecuada entre sesiones de entrenamiento.

Sin embargo, en el caso de atletas profesionales o que compiten a un nivel muy alto, las botas pueden marcar la diferencia entre ganar, perder o lesionarse. Muchos de estos atletas se fuerzan hasta límites que su cuerpo no puede gestionar. En este caso, y si el atleta solo dispone de unas pocas horas para recuperarse entre las sesiones de entrenamiento o las competiciones, Wilson comenta que toda ayuda cuenta, por pequeña que sea.

Aunque varios estudios coinciden en el hecho de que la compresión neumática intermitente aumenta el flujo sanguíneo de la parte inferior del cuerpo, las investigaciones sobre cómo afecta a la recuperación después de entrenar son relativamente nuevas y, a veces, algo contradictorias.

Por ejemplo, algunos estudios sugieren que los dispositivos de compresión pueden ayudar a mantener una buena flexibilidad en los músculos y disminuir la sensibilidad en los días posteriores a las sesiones de fuerza intensas. Sin embargo, por una parte, en un estudio publicado en una edición de 2020 de la revista International Journal of Exercise Science, los runners de larga distancia no experimentaron ningún beneficio a la hora de reducir el dolor muscular de aparición tardía.

Por otra parte, un artículo de revisión publicado en 2021 concluyó que, aunque la compresión neumática intermitente puede aliviar el dolor muscular de aparición tardía a corto plazo, es poco probable que se reduzcan los marcadores de los daños musculares que el ejercicio provoca en atletas.

Entonces, ¿las botas de compresión realmente funcionan? Todo dependerá de cada atleta y de su mentalidad.

"El poder de la convicción y de la psicología del dolor no se puede infravalorar", explica Becourtney. "Independientemente de la fisiología real o del mecanismo de las botas, al ponértelas notas que algo está pasando, y ese hecho por sí solo ya tiene un gran valor".

Si quieres probar las botas de compresión, adelante. Hazlo en el gimnasio o en un centro de fisioterapia y fórmate tu propia opinión. A fin de cuentas, solo tú puedes determinar si te valen la pena.

Sin embargo, ten en cuenta que siempre es recomendable consultar a profesionales de la salud antes de probar un nuevo método de recuperación.

Texto: K. Aleisha Fetters, especialista en entrenamiento de fuerza y acondicionamiento