Qué es la fascitis plantar y cómo se cura

Al hablar del dolor y la incomodidad que afecta al rendimiento deportivo, es difícil abordar el tipo de latigazo agudo e intenso que se suele asociar con la fascitis plantar. Esta molestia incluso puede evitar que camines correctamente y que puedas entrenar de forma constante.

Clase exprés de anatomía: la fascia plantar es la banda gruesa de tejido que conecta el talón con los dedos de los pies y da sujeción en el puente del pie. También absorbe el impacto durante determinadas actividades como pasear, correr o saltar.

La fascitis plantar aparece cuando se crean unos pequeños desgarros en el tejido, de acuerdo con Rachel MacNeill, doctora en fisioterapia y propietaria de Flexability Physical Therapy. Puede manifestarse de forma simultánea en un pie o en los dos y sin previo aviso en función de factores como el estrés al que se ha sometido el pie y la inflamación de los microdesgarros. Además, la fascitis plantar también puede surgir poco a poco con el tiempo.

Según la experta: "Para muchas personas, sobre todo aquellas que tardan más en recuperarse de una lesión, se convierte en una enfermedad crónica llamada fasciosis plantar que puede tardar meses o más tiempo en resolverse". Para aclarar, la fasciosis plantar se define como el estiramiento, desgarro o degeneración crónicos de la fascia.

¿Cuáles son los signos de la fascitis plantar? MacNeill señala el dolor de talón, que puede ser como un moratón o un dolor punzante y tiende a ser más agudo por la mañana. La molestia suele disminuir cuando llevas un rato en movimiento y, normalmente, desaparece por completo cuando no estás de pie ni caminando.

MacNeill nos cuenta que la fascitis plantar puede afectar a cualquier persona que pase muchas horas de pie, especialmente sobre superficies duras. Sin embargo, esta enfermedad se suele relacionar con la actividad, sobre todo con ejercicios de resistencia que sobrecargan continuamente los pies, como el running de larga distancia. Por ejemplo, el riesgo aumenta al trabajar de pie sobre un suelo de baldosas como cajero/a de una tienda, en comparación con trabajar en una oficina y pasar prácticamente la misma cantidad de tiempo en una silla.

Otros factores de riesgo:

• La mecánica de los pies: los pies planos o los puentes muy altos pueden afectar a la distribución del peso y aumentar la tensión sobre la fascia plantar, afirma MacNeill. Eso no significa que vayas a tener problemas en los pies por tener así los puentes. De todas formas, deberías asegurarte de escoger unas zapatillas que te aporten la mejor sujeción a los pies.
  
  
• Rigidez en el tobillo: el riesgo también aumenta si la movilidad de los tobillos es limitada. Las causas pueden ser la tirantez de los músculos de los gemelos o la falta de flexibilidad en los tobillos.
  
  
• Edad: la fascitis plantar es más frecuente en las personas que tienen entre 40 y 60 años.
  
  
• Peso: el exceso de peso o la obesidad pueden aumentar la carga en los pies, lo que puede afectar a los puentes.
  
  
• Demasiado entrenamiento: si últimamente entrenas más, sobre todo si practicas running, el exceso de actividad podría tener la culpa, según indica Carol Mack, fisioterapeuta y especialista en entrenamiento de fuerza y acondicionamiento de CLE Sports PT & Performance. Al entrenar demasiado los pies no tienen tiempo suficiente para recuperarse, por lo que la fascitis plantar se convierte en una lesión causada por la sobrecarga de actividad.

Si no la tratas, es probable que notes un dolor constante y, además, puede afectar a la mecánica del cuerpo y a la zancada. Puede desencadenar otros problemas, en concreto en las rodillas, la pelvis, la espalda o incluso el cuello. El lado bueno es que existe un tratamiento, sobre todo si se aborda durante las primeras fases.

De acuerdo con MacNeill, como la fascitis plantar se considera una inflamación, es buena idea tratarla como a las lesiones parecidas. Eso incluye los antiinflamatorios sin prescripción médica, como el ibuprofeno, el hielo (si es necesario) y el descanso. No te olvides de hablar con tu médico o cualquier profesional titulado para escoger el mejor programa de recuperación para ti.

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Si crees que la movilidad de los tobillos es un punto delicado, intenta hacer más ejercicios de flexión de tobillos en tu rutina de fitness. Por ejemplo, la experta recomienda hacer sentadillas y dar zancadas con los talones en el suelo para flexionarlos todo lo posible. También puedes probar a pasar un rodillo de masaje y estirar los gemelos durante el calentamiento.

La experta indica: "Tratar los factores de riesgo subyacentes es importante, por ejemplo, puedes perder peso y utilizar zapatillas que ofrezcan sujeción. Tanto si tienes fascitis plantar aguda como crónica, es esencial evitar andar con los pies descalzos o usar zapatillas sin sujeción, incluso en casa".

Mack añade que cambiar las actividades y la carga también puede ayudar, sobre todo si la causa de la lesión es el sobreentrenamiento. Por lo general, el dolor puede tardar entre 3 y 6 semanas en desaparecer, pero, si persiste o empeora, deberías hablar con tu médico para asegurarte de que no tienes un problema mayor en el pie, como una fractura por sobrecarga. Te recomendamos que visites a tu fisioterapeuta para que te diga más ejercicios que te ayudarán a curarte y a volver a entrenar cuanto antes.

Autora: Elizabeth Millard

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