¿Quieres relajar la mente? Mueve el cuerpo.

Coaching

Descubre cómo la actividad física puede ayudarte a despejar la mente y mejorar tu concentración.

Última actualización: 30 de noviembre de 2020
¿Quieres relajar la mente? Mueve el cuerpo.

En el mundo del deporte y el entrenamiento, se dice a menudo que la actitud puede influir en el rendimiento. Pero ¿y si también ocurre lo contrario? ¿Y si la actividad física cambia el funcionamiento de nuestro cerebro y nos ayuda a concentrarnos y a despejar la mente en el día a día? Eso es precisamente lo que indica un nuevo estudio del laboratorio Brainvolts Auditory Neuroscience, de la Universidad Northwestern.

"El sonido es una fuerza muy poderosa en nuestras vidas, pero está infravalorado", afirma Nina Kraus, fundadora y directora del laboratorio Brainvolts Auditory Neuroscience, de la Universidad Northwestern. Kraus lleva toda su carrera estudiando el procesamiento cerebral del sonido. Ha trabajado con personas que sufrieron privación lingüística en su infancia y que parecen tener problemas de concentración como consecuencia. Ha trabajado con músicos y con personas bilingües, que poseen una capacidad mayor para procesar los sonidos. Ahora, el estudio más reciente de su laboratorio se centra en un nuevo grupo de sujetos. "Queríamos saber si los deportistas de élite procesan el sonido de un modo característico", explica.

Para averiguar la respuesta, el laboratorio de Kraus ha trabajado con casi 1000 sujetos; la mitad eran atletas de élite y la otra mitad estudiantes universitarios corrientes. Los científicos han medido la respuesta eléctrica de sus cerebros al oír la sílaba "da". ¿El resultado? Los deportistas han mostrado sistemáticamente niveles inferiores de "ruido neuronal de fondo" que los que no lo eran.

"Cuanto menor es el ruido de fondo, mejor distinguimos los sonidos que nos rodean".

Nina Kraus, fundadora y directora del laboratorio Brainvolts Auditory Neuroscience, de la universidad Northwestern

El "ruido neuronal de fondo" no es un sonido de verdad. Para los deportistas, no es el rugido del público, la alarma de un coche cercano ni las provocaciones de un rival. "Es como tener interferencias radiofónicas en el cerebro", explica Kraus. "Se trata de la actividad neuronal constante que tiene lugar aunque no le prestemos atención. Si hay demasiada, nos estorba a la hora de procesar la información entrante". Por ejemplo, podría provocar problemas para entender lo que nos están diciendo otras personas; de hecho, el equipo de Kraus ha hallado una correlación significativa entre el ruido neuronal alto y las dificultades académicas. "Es una relación señal-ruido", afirma. "Cuanto menor es el ruido de fondo, mejor distinguimos los sonidos que nos rodean".

Kraus explica que su hallazgo de que los jóvenes deportistas experimenten un menor ruido mental es una buena noticia. Podría traducirse en una mayor capacidad de concentración y comprensión, que les sería útil en cualquier profesión. Aunque Kraus y su equipo aún no han descubierto el motivo por el que los deportistas experimentan menos ruido neuronal, tienen dos teorías muy interesantes.

La primera es que el cerebro del deportista se adapta al entrenamiento y las necesidades específicas de su deporte. "Un atleta tiene que estar atento a muchas señales", explica Kraus. "Tiene que escuchar al entrenador, a los demás jugadores, el ruido de su propio equipamiento... Tiene que ser muy consciente de todo lo que sucede a su alrededor. Tiene que distinguir lo que debe escuchar y lo que puede ignorar". Kraus cree que los cerebros de los deportistas "apagan" su ruido neuronal para poder estar atentos a lo que necesitan oír en el terreno de juego; una especie de adaptación evolutiva que se produce a lo largo de toda su vida.

¿Y la otra teoría? "Hay muchísimos estudios que demuestran que la actividad física es buena para el cuerpo y para la mente", dice Kraus. "Es algo que sabemos todos. Es posible que uno de los motivos por los que detectamos un menor ruido neuronal en los atletas sea que todos ellos estaban en muy buena forma".

Esta segunda teoría podría tener muchísimas consecuencias para quienes hacen ejercicio a diario. Podría significar que cada carrera matinal, cada sesión de entrenamiento en casa y cada partido de baloncesto improvisado contribuye a nuestra capacidad para percibir el mundo con mayor claridad.

"En cualquier caso, este estudio tiene unas consecuencias muy relevantes para todo el mundo, no solo para los atletas de competición", afirma Kraus. "Cuando intentamos establecer cómo afecta la actividad física a la mente, solemos buscar pistas en los casos más extremos. Sin embargo, a menudo estos principios biológicos operan como un proceso continuo. Este descubrimiento debería animar a todo el mundo a realizar una actividad física básica a diario". Aunque todo ayuda, lo más probable es que el beneficio esté directamente relacionado con la cantidad de ejercicio que se haga.

Kraus también indica que no es imprescindible formar parte de un equipo. "Los atletas estudiados entrenan muchísimo en solitario", explica. "Cada vez encontramos más pruebas de que el movimiento físico, independientemente de su origen, es una actividad tremendamente positiva para el cuerpo y la mente".

Publicación original: 6 de julio de 2020