Rivales en el boxeo, amigas fuera del ring
Comunidad
Las boxeadoras de este club femenino de Shanghái se unen para romper las normas de género y encontrar su fuerza interior.
"En buena compañía" es una serie sobre equipos y clubes que desafían el sistema establecido en sus deportes.
En un discreto club de boxeo de Shanghái, un grupo de mujeres (profesoras, directoras, amas de casa y todo lo demás) se atan las botas y se protegen los nudillos. En la sala de recepción se pueden ver pesas fucsias y guantes de colores llamativos. El sonido de los guantes contra las almohadillas se deja oír entre la música electrónica que suena a todo volumen. Las risas rebotan en las paredes del club de boxeo femenino Princess mientras sus miembros se gastan bromas antes de subirse al ring.
El club de boxeo acoge a una comunidad de boxeadoras que van para entrenar y se quedan por el compañerismo. Aunque el boxeo no se suele considerar como un deporte de equipo, este lugar y estas mujeres demuestran que sí lo es: juntas, entrenan para aumentar su seguridad, desarrollar su fuerza física y mental y noquear a quien diga lo contrario.
Jin Yang practica shadowboxing.
El club surgió en 2010 en un estudio de danza alquilado. Organizado por Gong Jin, quien en un principio solo pretendía buscar un espacio para boxear con sus amigas, el club de boxeo femenino Princess es ahora un club de verdad, con dos locales en Shanghái, una docena de entrenadores y cientos de miembros.
Al reunirse varias veces a la semana en clases de 10 a 15 personas, las mujeres han formado lazos que trascienden el boxeo. "Somos como una familia", dice Gong Jin, quien se puso los guantes por primera vez a los 12, animada por su padre, boxeador en su juventud. Seis años más tarde, comenzó a boxear profesionalmente y, ahora, a los 32, sigue yendo a por todas.
Zou Qiang, He Yue y Li Chaoqiong observan a sus compañeras en el ring.
De izquierda a derecha: Zou Qiang, He Yue, Li Chaoqiong, Sang Ying y Wang Lei observan a sus compañeras en el ring.
Un par de sus pupilas, Han Beiying, estudiante reconvertida en entrenadora a tiempo parcial, y Zhong Zheng, que lleva más de cuatro años entrenando con el club dos veces por semana, junto con dos veteranas del Princess, Ge Fangxin y Du Jingjing, hablan de cómo las jóvenes chinas están desafiando las antiguas convenciones para definir las suyas propias.
Hablamos sobre vínculos, nocauts y gasolina.
No se admiten hombres en el Princess. ¿Por qué es importante tener un club de boxeo solo para mujeres?
Gong Jin: La forma masculina de boxear se centra más en la fuerza y la resistencia. Para las mujeres, es más importante contar con una buena técnica, así como ser precisas y elegir la mejor estrategia. Con los hombres, siento que siempre me están poniendo a prueba. Por eso quería entrenar con otras mujeres, pero no teníamos un lugar donde practicar. Y así comenzó el club.
Han Beiying: En China no hay muchos clubs de boxeo para mujeres. De hecho, creo que el nuestro era el único cuando empezamos. Los clubs son un lugar seguro donde practicar y donde no tenemos que preocuparnos de que los puñetazos sean demasiado fuertes.
Zhong Zheng: Me gusta la privacidad de entrenar en clases reducidas con mis mejores amigas, así como el alto nivel de entrenamiento impartido por mujeres que te entienden.
¿Por qué hay tanto rosa?
Gong Jin: [Risas] Sé que no todas las chicas son fans del rosa, pero es mi color favorito. Eso no significa que un club para mujeres tenga que ser necesariamente de este color.
¿Cómo es ser parte de esta comunidad?
Gong Jin: Nos apoyamos las unas a las otras. Cuando nuestras compañeros de equipo luchan, gritamos sus nombres y decimos "Pǔ lín jiāyóu". ("Pǔ lín" son los dos primeros caracteres del nombre chino del gimnasio, que es la primera parte de la transliteración de "Princesa". "Jiāyóu" se traduce como "echar gasolina" en el sentido alentador de "¡a por todas!" o "¡adelante!"). El gimnasio suele llenarse con gritos de ánimo.
Chang Yiting observa una sesión de sparring.
¿Qué has aprendido al boxear con este club?
Han Beiying: El club me ha enseñado a trabajar en equipo y a ser más tolerante. Aunque estés tú sola en el ring, tu entrenadora y tus compañeras te acompañan. Por eso puedo afirmar que es un deporte de equipo. Es realmente aterrador ver cómo el puño de otra persona se acerca a tu cara, pero con la práctica y el trabajo en equipo, aprendes a lanzar el gancho perfecto.
Gong Jin: A mí me ha enseñado a ser valiente e independiente. El boxeo no consiste en iniciar un combate, sino en ser capaz de defenderte sola.
Zhong Zheng: En mis primeros combates me ponía nerviosa y solo me importaba ganar. Con el tiempo, aprendí que el boxeo tiene que ver más con esforzarse al máximo y respetar a tu rival aplicando todas las habilidades que has aprendido entrenando y practicando con tus compañeras.
El corgi de Gong Jin, Wukong, se convierte en el centro de atención después de clase.
¿Los vínculos formados en el club se mantienen fuera del ring?
Gong Jin: Sí, somos muy buenas amigas. Charlamos mientras nos preparamos y solemos salir a comer juntas después de entrenar. Algunas nos conocemos desde hace mucho tiempo, por lo que nos hemos vuelto muy cercanas.
Han Beiying: En el ring luchamos como rivales, pero fuera somos más que compañeras de entrenamiento. Tenemos grupos de WeChat donde nos quejamos de nuestros jefes y compañeros de trabajo. El boxeo nos permite liberar el estrés que vamos acumulado en nuestro día a día. Y cuando tenemos problemas, ya sea en el trabajo o en nuestra vida personal, las compañeras siempre están ahí para apoyarte.
De izquierda a derecha: Xu Jie, He Yue, Zhong Zheng, Wang Lei, Zou Qiang
¿De qué manera contribuye el boxeo a cambiar la percepción de las mujeres en China?
Ge Fangxin: Cuando empecé [hace seis años], no había muchas mujeres dispuestas a darle una oportunidad al boxeo. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, son muchas más las que lo prueban y terminan quedándose. Cada vez hay más mujeres dispuestas a descubrir su fuerza a través del boxeo. Es genial.
Du Jingjing: Las personas están comenzando a aceptar el boxeo como deporte femenino en vez de asociarlo con la violencia. Están reconociendo nuestra fuerza.
Después de entrenar, Gong Jin se quita los guantes y las vendas de los nudillos. Su corgi, Wukong, se acerca. Gong Jin lo monta sobre las rodillas para darle la vuelta y rascarle la barriga. Las demás se acercan y se ríen. Son las mismas mujeres que entraron en el club unas horas antes, pero algo ha cambiado en ellas. Después de unas cuantas rondas, han reconectado con la fuerza de la que nos hablaba Du Jingjing. Ahora están listas para enfrentarse a lo que se interponga en su camino: un partido importante, una reunión de trabajo, un mal día… Están preparadas para golpearlos y dejarlos fuera de combate.
Texto: Crystal Wilde
Fotografía: Luo Yang
Publicado: septiembre de 2020