Cómo prevenir el dolor de cadera derivado del running y cuáles son sus causas más comunes
Deportes y actividad
El dolor de cadera puede afectar al rendimiento, tanto si te empieza al correr como si lo notas después de terminar la sesión. Te contamos qué puede estar pasando y, ante todo, cómo prevenirlo.
Tanto si entrenas para tu primera maratón como si estás en un programa de iniciación al running, el dolor articular puede acabar arruinando tu entrenamiento. Este tipo de molestia no se limita a las rodillas y los tobillos. El dolor de cadera puede ser tan intenso como para obligarte a modificar la duración o la intensidad de la sesión.
Según un metaanálisis publicado en el Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy, el dolor de cadera es menos frecuente que el de rodilla entre la comunidad de runners, pero sigue siendo un problema común, ya que hasta un 11 % experimentan dolor de cadera en algún momento durante el entrenamiento. El estudio señala que el dolor puede asociarse con la osteoartritis, pero no siempre. Eso nos lleva a preguntarnos: si no se trata de una afección crónica, ¿qué es?
A continuación, te mostramos algunas posibles causas del dolor de cadera durante y después de la sesión de running, y te ofrecemos algunos consejos para evitar que el problema afecte a tu entrenamiento.
Causas comunes del dolor de cadera
Joshua Scott, médico especialista en medicina deportiva del Instituto Cedars-Sinai Kerlan-Jobe de Los Ángeles, señala que la mejor pista a la hora de determinar la causa del dolor (especialmente después de correr) es el lugar donde aparece.
Scott explica que el dolor en el interior de la cadera o en la zona de la ingle suele deberse a problemas en la articulación de la cadera, incluida la articulación en sí, el cartílago y los tendones que la sostienen.
Estos son algunos de los problemas comunes:
- Fracturas por estrés: Son pequeñas grietas en un hueso que pueden deberse a la sobrecarga y a la tensión frecuente y, aunque en el caso de los runners son más comunes en las piernas y los pies, también pueden producirse en la cadera. Suelen sufrirlas con más frecuencia mujeres, personas mayores y principiantes.
- Osteoartritis: Con esta afección, el cartílago de la cadera se desgasta gradualmente, lo que reduce la amortiguación y hace que la articulación sea menos flexible. Aunque es posible practicar running durante las fases iniciales de la osteoartritis, te recomendamos que consultes primero a tu médico o médica para asegurarte de que no estás agravando el problema.
- Hernias deportivas: Los esguinces o desgarros musculares, de tendones o de ligamentos en la zona de la ingle se conocen como "hernias deportivas" o "pubalgia atlética". A diferencia de otras hernias (por ejemplo, las de la zona abdominal), estas no crean bultos, pero suelen causar dolor al hacer ejercicio.
- Pinzamiento de cadera: También conocido como "pinzamiento femoroacetabular", se produce cuando los huesos de la articulación de la cadera no encajan correctamente, lo que provoca fricción y desgaste con el paso del tiempo, especialmente con el ejercicio. Puede causar rigidez y un dolor en la ingle y en la parte delantera del muslo que empeora al flexionarse.
Scott explica que, si después de correr te duele la cadera por la parte exterior o por encima del muslo o el glúteo, lo normal es que se deba a problemas en los tejidos blandos que la rodean, no en la articulación en sí. Estos son algunos de los problemas habituales:
- Esguince del flexor de la cadera y tendinitis: Un esguince se caracteriza por una torsión, un tirón o un desgarro de un tendón o un músculo. La tendinitis es la inflamación de un tendón específico. Pueden ocurrir de forma gradual debido a una sobrecarga, pero también de forma repentina (por ejemplo, si haces un giro brusco al correr).
- Síndrome de cintilla iliotibial: La cintilla iliotibial es el tejido fibroso que se extiende desde la parte exterior de la pelvis hasta el muslo, la rodilla y la parte superior de la tibia. Cuando esta banda se irrita a causa de la fricción (al rozar con el hueso de la parte exterior de la cadera, por ejemplo), puede provocar inflamación y dolor tanto en la cadera como en la rodilla.
- Desgarros del labrum: El labrum es un cartílago que recubre la cavidad de la cadera y estabiliza la articulación. Los movimientos repetitivos, como los que se hacen durante el running, pueden provocar desgarros que causen dolor, reduzcan el rango de movimiento o hagan que la cadera se "bloquee".
- Bursitis de cadera: También llamada "bursitis trocantérea", es la inflamación de las bolsas (o bursas) que protegen la parte exterior de los huesos de la pelvis. La inflamación suele generar rigidez en la articulación de la cadera y un dolor sordo o agudo, y tiende a empeorar después del ejercicio.
Scott explica que, igual que ocurre con cualquier tipo de lesión deportiva, la causa puede ser algo insignificante, como una mala postura o un calentamiento insuficiente, o puede ser lo suficientemente grave como para requerir tratamiento y suspender las sesiones de running hasta que tu médico o médica te dé el visto bueno. Presta atención al cuerpo y trata de averiguar cuándo te duele exactamente y la intensidad del dolor.
Cómo prevenir el dolor de cadera al practicar running
Si el dolor de cadera al correr se vuelve crónico y empeora con el tiempo, es importante hablar con un/a profesional para que evalúe cualquier posible daño en la articulación o los tejidos blandos, tal y como advierte Carol Mack, doctora en Fisioterapia y especialista en entrenamiento de fuerza y acondicionamiento en CLE Sports PT & Performance.
Tu médico o médica puede derivarte a un fisioterapeuta para que te ayude a crear un plan personalizado que incluya descanso, cross training y ejercicios específicos para fortalecer los músculos que rodean las articulaciones. Tu fisioterapeuta también puede analizar tu zancada al correr para ver si puedes modificar la postura y reducir la carga en la articulación de la cadera o en los tejidos blandos que la rodean.
A continuación, te damos otras estrategias que pueden ayudarte, tanto si el dolor de cadera aparece después de correr (ya sea de forma frecuente u ocasional) como si quieres evitar que aparezca.
Incorpora el entrenamiento de fuerza y movilidad en tu rutina
Mack explica que trabajar la zona alrededor de la cadera puede proporcionar protección durante los impactos, de la misma manera que los ejercicios de fuerza del tren inferior pueden fortalecer los músculos que rodean las rodillas y los tobillos para proteger las articulaciones.
Fortalecer los músculos de apoyo mediante ejercicios es fundamental. Esto incluye los glúteos, la parte externa de la cadera y los flexores. Aquí tienes algunos ejemplos:
- Rotaciones de cadera o pasos laterales con bandas de resistencia
- Sentadillas con peso
- Steps laterales sobre banco
- Peso muerto con una pierna
- Elevación lateral de pierna
Centrarse en la movilidad, la flexibilidad y la estabilidad también es fundamental, según indica Marcia Dernie, doctora en Fisioterapia de Florida y autora de Movement for Every Body. Por ejemplo, hacer ejercicios que fortalezcan el core te permite moverte con fluidez, lo que puede reducir el estrés y la presión de las caderas.
Modifica el entrenamiento
Mack sugiere que disminuir la intensidad o la duración de las sesiones de running puede ayudarte en estos casos. Este cambio puede ser especialmente importante si has aumentado la distancia o has introducido ejercicios de velocidad o repeticiones en cuestas sin prepararte gradualmente.
La experta añade que a menudo la intensidad de las sesiones de velocidad, por ejemplo, es lo que puede aumentar el riesgo de lesiones, en lugar de la cantidad de kilómetros recorridos. Tratar de aumentar la distancia antes de tiempo también puede hacer que el cuerpo se resienta.
Mack señala que otra opción podría ser cambiar de terreno. Es posible que te duela la cadera después de correr en superficies de asfalto o cemento, pero no en pistas de atletismo o senderos de tierra, ya que estos terrenos tienden a reducir el impacto en las articulaciones y activar más grupos musculares.
Haz un calentamiento antes de correr y un enfriamiento después
Preparar el cuerpo para una sesión de running no tiene por qué llevarte demasiado tiempo, pero es fundamental, advierte Scott. Al igual que el running, el calentamiento puede depender de factores individuales como la tensión muscular, el nivel de condición física, las lesiones, el tipo de sesión y el tiempo que piensas correr. Pero, si quieres prevenir el dolor de cadera después del ejercicio, por lo menos deberás hacer una caminata a paso ligero u optar por movimientos que se centren en las piernas, los glúteos, la cadera y el core.
Por ejemplo, si andas para calentar, Scott sugiere que las sesiones andando y corriendo con intervalos breves de running pueden ser la mejor opción. Así podrás preparar el cuerpo y reducir las probabilidades de lesionarte.
Haz un seguimiento del dolor de cadera después del running
Dernie indica que una forma importante de saber qué ocurre es prestar atención a lo que provoca dolor y a cómo se siente, su duración y qué suele aliviarlo.
Si te duele la cadera después de correr y te das cuenta de que te ocurre desde que te compraste unas zapatillas nuevas, o bien cuando corres por una superficie determinada, te esfuerzas más de la cuenta o no duermes lo suficiente, deberías tenerlo presente, ya que podría ser la causa. El momento de la sesión de running en el que empieza el dolor también puede indicarte si es necesario ajustar el periodo de recuperación o reducir la intensidad y el volumen. Ten en cuenta que, si todavía eres principiante, los dolores y molestias aparecerán mucho antes.
Cambia de zapatillas
Las zapatillas de running cómodas con gran amortiguación para la absorción de impactos pueden reducir la tensión en las rodillas y la pelvis. Esto puede ayudarte a prevenir lesiones, sobre todo el tipo de problemas por sobrecarga que se producen por el contacto repetido.
Plantéate hacerte con unas con espuma Nike ReactX, que es tan reactiva como suave, o con tecnología Nike Zoom, diseñada para reducir la tensión en las articulaciones.
Si tu pisada es sobrepronadora, puede que necesites unas zapatillas con estabilidad para mantener la pelvis alineada al correr. Sean cuales sean las zapatillas de running que elijas, asegúrate de que se ajusten adecuadamente, y renuévalas cada 500-800 km.
Texto: Elizabeth Millard