Convéncete de comer bien

Coaching

Para tener una mejor relación con la comida, cambia tu discurso interno. El nuevo guion te espera.

Última actualización: 1 de abril de 2021
Diálogo interno para mejorar tu relación con la comida

El autodiscurso es una práctica a la que recurren atletas y emprendedores de éxito para afrontar la incertidumbre y los momentos más difíciles con un impulso de energía. Hay quien lo utiliza para mejorar el rendimiento en su trabajo o en los entrenamientos diarios. Pero en realidad, son pocas las personas que confían en su diálogo interno para tener una mejor relación con la comida y con ellas mismas.

Aunque escuches a tu voz interior en otros aspectos de la vida, seguramente también has clasificado alimentos como "buenos" o "malos", y más de una vez te habrás culpado por comer algo. "La mayoría de nosotros tenemos una serie de prejuicios cuando pensamos en la comida, porque se nos condiciona así desde la infancia", explica Kelly Newome Georges, asesora de cuidado personal y fundadora del programa de bienestar Ritual Care.

Si te explicaron que el brócoli te ayudaría a crecer y a ponerte fuerte, seguro que metes a las verduras en el grupo de "lo bueno". Y si tus padres nunca te dejaron probar la comida rápida o te decían que te haría ganar peso, lo más seguro es que hayas creado una lista mental de "comida mala". La famosa frase "somos lo que comemos" no hace más que retroalimentar esa idea, ya que puede que asumas que te portas bien si comes buenos alimentos, y que no lo haces si tomas cualquier otra cosa.

"La mayoría de nosotros tenemos una serie de prejuicios cuando pensamos en la comida".

Kelly Newsome Georges
Coach de cuidado personal

El verdadero problema, dejando de lado la gran obsesión con lo que comes o lo que no (una cuestión de la que hablaremos en otro momento), es que las palabras que usas para hablar de la comida pueden tener un gran impacto en la imagen que tienes de ti y en tu autoestima, explica Alanna Gardner, terapeuta matrimonial y familiar en Filadelfia (EE. UU.). Si crees que eres débil por haberte tomado dos trozos de tarta o si te fuerzas a ir al gimnasio porque tienes que "quemar" la hamburguesa que has almorzado, estás asociando tus valores a tus decisiones alimenticias, lo que te hace sentir mal por haber elegido las opciones "malas", añade Newsome Georges.

Esa mentalidad solo genera culpa y te hace sentir vulnerable, algo que puede ser un impedimento a la hora de conseguir tus objetivos de bienestar, ya sean de nutrición o de otro tipo. Además, el mito de comer y luego hacer ejercicio no funciona así. Es probable que acabes sintiendo inseguridad y frustración, y eso puede tener un impacto negativo en todos los ámbitos de tu vida.

¿Quieres combatirlo? Nosotros también. Estos consejos te ayudarán a analizar tu diálogo interior y a redirigirlo por el buen camino. Así, podrás comer bien y darte aún mejores caprichos.

Diálogo interno para mejorar tu relación con la comida

1. Replantéate los conceptos "bueno" y "malo".

En lugar de calificar como "buenos" los alimentos integrales y aquellos ricos en nutrientes y considerar "malos" los dulces y los tentempiés salados, piensa en los beneficios que te ofrece cada cosa. Por ejemplo, los brownies están riquísimos, pero las fresas aparte de estar deliciosas, también contienen vitaminas, minerales y antioxidantes. Así lo enfocas de forma positiva (cambias los conceptos por "bueno" y "mejor"). De este modo, disfrutarás de los caprichos que te des de vez en cuando en lugar de castigarte por ello, indica Gardner. Además, hará que automáticamente, y más a menudo, te inclines por las opciones más saludables. Y eso se debe a que tu mente ya conoce sus ventajas.


2. No te compares.

Aunque tu pareja haya empezado a comer más verduras y tú creas que no tomas las suficientes, o tu amigo publique una foto de algo delicioso en las redes sociales y te plantees por qué no te das más caprichos, Gardner nos recuerda que el proceso de bienestar es individual. Si no lo haces, te arriesgas a entrar en un bucle de culpa, incluso cuando estás progresando con tus hábitos. Además, es posible que pierdas parte de la satisfacción que te produce comer lo que te apetece, ya sea un batido de proteínas o un helado.


3. Encuentra una ventaja.

En lugar de pensar en las calorías que tiene un plato o culparte porque no deberías estar comiéndotelo, Newsome Georges plantea que des la vuelta a ese planteamiento. Imagínate que tienes prisa y tomas cereales para desayunar, y no unas gachas de avena. En vez de pensar que estás haciendo algo malo por recurrir a unos cereales procesados, céntrate en todo lo que te aportan los trocitos de fruta que les has puesto por encima. Mentalízate de que estás tomando una decisión equilibrada. Si no le pones fruta, agradece el hecho de tener comida o en cómo la comida te conecta con quienes han hecho posible que la disfrutes, aconseja Newsome Georges. Esta actitud puede ayudarte a mejorar tu diálogo interior, además de motivarte a tomar decisiones más saludables.


4. Crea algo de distancia psicológica.

Un estudio publicado en la revista "Clinical Psychological Science" revela que las personas toman decisiones alimentarias más saludables cuando se hablan a sí mismas en tercera persona, lo que los expertos califican como "autodiscurso distanciado". ¿El motivo? La distancia psicológica puede ayudarte a centrarte en si un alimento en concreto se ajusta o no a tus objetivos generales. De este modo, te resultará más fácil decir no a una magdalena si no forma parte de tu dieta. Si tu discurso interno te impide relacionarte bien con la comida, prueba a pronunciar tu nombre mentalmente y tu objetivo. Por ejemplo: "___ come alimentos que le aportan nutrientes y energía".

Gardner nos explica que puedes aumentar aún más esa distancia mostrando curiosidad y consideración hacia tu discurso interior. Cuando pienses que un día no has comido nada bien, ponlo en duda. Piensa en todo lo que has comido y seguramente comprobarás que has comido una buena cantidad de verduras y que no te has pasado con el pan en la cena. Si no es así y has comido peor de lo que pensabas, sigue ese proceso para hacerlo mejor la próxima vez.


Lo mejor del autodiscurso es que eres tú quien lo controla. Empieza a mejorarlo poco a poco y acabarás deshaciéndote del guion negativo que asimilaste en la infancia. Y, ¿quién sabe? Puede que algún día lo transmitas a las futuras generaciones.

Texto: Brooke Slade
Ilustraciones: Jon Krause

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Publicación original: 29 de marzo de 2021