Cómo controlar los antojos
Coaching
Este artículo no va de dejar lo dulce o lo salado. Va de controlar la tentación y lograr tus objetivos de alimentación saludable.
- Ser consciente y reconocer tus desencadenantes y carencias de nutrición pueden ayudarte a controlar los antojos.
- ¡Cómete algún antojo! El truco está en tener un sistema de evaluación para saber qué satisfacción te aportan antes de seguir picoteando.
- Diversifica la dieta y céntrate en todas las elecciones que tienes en lugar de lo que no puedes comer... Y permanece en ese camino a largo plazo.
Sigue leyendo para saber más.
1. Chocolate
2. Helados
3. Patatas fritas
4. Pizza
5. Galletas
Si se te hace la boca agua con solo leer esta lista, lo tuyo es fácil de predecir. Y es que estos son algunos de los alimentos que más deseo generan.
Pero, ¿qué son realmente los antojos y de dónde vienen? Analicémoslo en detalle para que logres que los antojos dejen de sabotear tus intenciones de comer mejor y tu progreso general.
Entender la sensación de urgencia
En pocas palabras, un antojo es la necesidad repentina e incluso agobiante de comer algo y, a menudo, en grandes cantidades. Además, suele tratarse de alimentos poco recomendables. Los antojos suelen surgir cuando ataca el hambre, o sea cuando tenemos bajo el nivel de energía y azúcar en sangre. Precisamente la receta perfecta para comer de forma impulsiva, como cuenta la nutricionista y chef de cocina natural Katherine Haysbert. Sin embargo, los antojos también pueden llegar tras haber comido. ¿Verdad que alguna vez te has comido una galleta de chocolate gigante después de tu menú de sopita, sándwich y ensalada?
A veces, al sucumbir a los antojos, sentimos que perdemos del control. Y en cierto modo es verdad, lo perdemos. El cuerpo tiene un sistema que busca constantemente el placer. Funciona de la mano con el apetito para condicionar qué te apetece comer, basándose en la "recompensa" que aporta cada alimento en particular, como nos explica Krista Scott-Dixon, directora del plan de estudios de Precision Nutrition.
Aunque podemos vincular los antojos con la necesidad psicológica de alimentarnos, como cuando nos saltamos el desayuno y unas horas después nos derretimos ante un sándwich, la mayoría se conectan psicológicamente con lo que a la doctora Scott-Dixon le gusta llamar la "anestesia emocional". El confort que nos dan algunos alimentos. En otras palabras: seguro que esas galletas tan ricas que no se te van de la cabeza también están ahí porque te recuerdan a cuando las hacías en casa con tu familia y te da nostalgia.
¿Por qué se nos antojan alimentos poco saludables?
Qué curioso que nunca se te antojen unas zanahorias o unas almendras, si tú comes de forma supersaludable, ¿no? Además del factor reconfortante de la comida, los antojos suelen presentarse cuando se altera la homeostasis, que es básicamente el equilibrio. Por eso tendemos a desear alimentos ricos en hidratos de carbono para recuperar energías rápidamente, según explica Haysbert. De todas formas, si alguna vez te has zampado alguna golosina y luego te ha entrado más hambre, sabes perfectamente que esa forma de recuperar energías no funciona.
Encima, es probable que te quedes con cierta sensación de culpa por el choque entre tu sistema del gusto y tu deseo, como afirma Scott-Dixon. A veces quieres algo y, cuando te lo comes, te sabe a poco. En esas ocasiones, el cerebro no registra la sensación de recompensa como tal. Evitar este tipo de conflictos es una forma estupenda de rendirte solo ante los antojos que te hacen sentir bien.
Sigue leyendo para aprender a hacerlo y descubre más consejos expertos para gestionar este tipo de impulsos.
1. Come alimentos saludables con bastante frecuencia.
Cuando tenemos antojos frecuentes es como si el cuerpo nos dijera: "oye, no me estás dando lo que quiero en este momento". La próxima vez que pase, lo mejor es que pienses un segundo en qué sucede. Tal vez estés experimentando carencias nutritivas que engañan al cuerpo y por eso cree que necesita desesperadamente algo en concreto para sobrevivir, explica Haysbert, y eres tú quien decide si prestarles atención. Céntrate en llevar una dieta equilibrada, rica en hidratos de carbono, grasas saludables y proteína, en la que la mayoría de los alimentos sean naturales y no procesados. Y si te resulta difícil controlar esa tentación constante, no dudes en consultar con un nutricionista. Puede que los antojos no desaparezcan al instante, pero con perseverancia, deberías notar una mejora.
2. Procura dormir bien.
Scott-Dixon nos recuerda que el sueño es uno de los mejores reguladores metabólicos. Ciertas investigaciones recientes han demostrado que no dormir lo suficiente puede disparar la actividad de ese codicioso sistema que busca el placer, lo que puede darte más ganas de comer y, a veces, comer en exceso. Procura dormir bien, un mínimo de siete horas cada noche según recomiendan los expertos, para mantener el metabolismo controlado y reducir los antojos.
3. No comas de más por culpa de los antojos.
Si alguna vez has probado a resistirte a unas patatas fritas sustituyéndolas por unas crudités, pero luego has caído en unos dulces y, al final, has acabado con un paquete de patatas en las manos, sabes que podrías haberte ahorrado todo ese estrés y esas calorías si hubieras ido directamente a por ellas. Haysbert explica que eso suele pasar porque intentamos hurtar al cerebro la recompensa que él busca. Y la privación puede desmerecer el progreso. Sal del círculo vicioso y concédete ese capricho que no se te va de la cabeza. Pero antes, debes dominar el siguiente punto.
4. Sé realista.
¿Estás siempre librando una batalla entre el gusto y el del deseo? Para sobreponerte, tienes que afrontar la cuestión con sinceridad y ver si ese alimento que tanto deseas es lo que de verdad necesitas. Scott-Dixon recomienda echar el freno, saborear lo que comes y examinarlo en el momento para ver si cumple las altas expectativas que tenías. Ponle nota: ¿le pondrías un sobresaliente o un notable? ¿O está más cerca del aprobado raspado? Si es el segundo caso, quizás deberías dejar lo que te queda y no comértelo (y recuerda ese momento para reafirmar tu decisión en el futuro). Si es lo primero, pues bueno, disfruta de cada bocado; piensa en ello como una responsabilidad no como falta de voluntad. Haysbert nos recuerda que el placer de comer es algo totalmente natural y puedes verlo como un premio personal.
5. Amplía tu dieta.
En ese sentido, ponerte límites con un montón de normas y comidas prohibidas o estresarte por tu alimentación no te aporta una sensación muy humana y te resultará muy poco compasivo contigo. Es más, puede que hasta aumenten los antojos, de acuerdo con Haysbert. Los antojos se dan con menos frecuencia si llevamos una dieta variada, ya que el cuerpo recibe un rango muy satisfactorio de nutrientes de diferentes fuentes. También es natural que nos apetezca justo aquello que nos hemos prohibido. Centra tu atención en las cosas que te permites y amplía tus opciones con alimentos saludables. Piensa en un cuenco de cereales con un montón de verduras y proteínas en vez de una proteína y dos cositas más como guarnición, por ejemplo.
Y ya estaría: no pensarás en que te falta algo de comer, tus objetivos de nutrición se cumplirán más fácilmente y seguirás progresando. ¿A quién no se le antoja eso?
Texto: Brooke Slade
Ilustración: Davide Bonazzi
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