Bailar para conectar en cuerpo y alma
Cultura
Para estas chicas que comparten piso en Londres, la danza es una forma de expresión. En estos tiempos que corren, personas de todo el mundo conectan a través del movimiento.
Todos a una: nos hemos distanciado, pero no tenemos por qué desconectar. Hablamos con nuestro reparto de Lookbook de Holiday 2020 sobre lo que significa estar juntos en este momento.
Fatou, Mette y Elise están unidas por la danza. Para ellas, el movimiento compartido es una forma de expresarse como colectivo y de combinar sus energías.
"Cuando ves a alguien bailar, hay algo que se despierta en ti", sostiene Elise Pinel, de 23 años. "No necesita palabras; no hace falta describirlo. Por eso la danza une a tanta gente, creo yo. Es un sentimiento. No una conversación".
Para ellas, ese sentimiento despertó de niñas, al empezar a bailar. Al final, Elise, del norte de Inglaterra, Mette Linturi, de 25 años y procedente de Finlandia, y Fatou Bah, de 24 años y de Suecia, se mudaron a Londres para perseguir su sueño: ser bailarinas profesionales. Han colaborado con marcas y artistas de renombre y han participado en campañas, vídeos musicales, actuaciones en directo y giras de conciertos. Tras coincidir en varios castings y audiciones, se hicieron amigas y se fueron a vivir juntas.
"Todas deseamos sinceramente que las otras triunfen, así hemos construido esta amistad", afirma Elise. "Durante la cuarentena, nos dimos cuenta de que no solo nos complementamos como artistas, sino también como personas".
Durante el confinamiento, estudios y espacios de ensayo han cerrado, pero las tres amigas aseguran que se las han ingeniado para desarrollar su creatividad en las redes sociales, junto a muchas otras personas que crean y comparten rutinas de baile, ya sean profesionales o no.
Quizás lo más importante sea la manera en que el baile ha profundizado la relación que tienen con su cuerpo, especialmente como mujeres. A continuación, nos hablan del empoderamiento que les proporciona el baile y de cómo puede intensificarse cuando se comparte siendo parte de un grupo.
"Con el baile, tú eres quien crea. Tú eres el lienzo en blanco. Creo lo que quiero, y eso puede dar mucho poder".
Mette
La danza puede ser una manera muy potente y personal de expresarse. ¿Os acordáis de vuestros primeros recuerdos bailando? ¿Qué sentisteis? ¿Qué os llevó a querer dedicaros a ello?
Fatou: Empecé a bailar porque me costaba mucho expresar con palabras lo que pensaba o lo que quería decir. Siempre me resultó más fácil; cuando escuchaba una canción con la que conectaba de verdad, podía expresarme.
Mette: Me ha costado mucho encontrar qué me gusta y qué se adapta mejor a mí. Nunca pensé que se convertiría en lo que se ha convertido. Me ha hecho viajar al extranjero, conocer otros puntos de vista; entender mi feminidad, saber quién soy como mujer y cómo quiero llevar mi vida.
Elise: Mi madre siempre cuenta que, cuando estaba harta de mí, me sentaba en el suelo y me ponía a ver videoclips, y yo siempre empezaba a copiar lo que veía. Sé que a Fatou le pasaba lo mismo, por eso se ríe. Además, mi familia es del Caribe, donde a nivel cultural, el baile es algo parecido al idioma del amor. Les encanta poner un vinilo y bailar. Así que creo que mi primer recuerdo bailando es rodeada de mi familia. Pasó el tiempo y seguí bailando hasta que llegó un momento en el que pensé: "Podría dedicarme a esto".
"Trabajamos a nivel individual, pero cuando bailamos en grupo es cuando se siente el poder".
Mette
¿Podríais hablarnos sobre las diferencias de bailar a nivel individual y bailar como colectivo o grupo?
Mette: Trabajamos a nivel individual, pero cuando bailamos en grupo es cuando se siente el poder. Cuando estás sola es bastante aburrido, un poco vacío. ¿Cómo te alimentas de la energía del resto? ¿Cómo avanzas? ¿De dónde obtienes la inspiración? Contar con Elise y Fatou es una maravilla, porque no paran de abrirme la mente a nuevas posibilidades y me dan su opinión sobre lo que hago, algo muy importante para mí.
Elise: Creo que todas entendemos que esto es muy exigente y consume muchas energías tuyas. Vale, tal vez sea una actividad muy individual, pero creo que, en un nivel u otro, todas pasamos por lo mismo, porque tu cuerpo es el trabajo. Tú eres el trabajo. Y tú siempre traes tu yo externo e interno a la situación.
Fatou: También necesitamos la energía del resto, por eso dar clases o practicar de forma individual, solo con otra persona, es muy diferente a hacerlo con varias personas. Si trabajas con más gente, sientes también su entusiasmo por el baile.
¿Cómo os ha afectado eso en los últimos meses, al no existir esa conexión física a través del movimiento y el baile que habitualmente tendríais?
Mette: He tenido mucha suerte de haber estado con mis compañeras de piso, ya que he podido bailar acompañada. Así que no he sentido el aspecto más duro, pero sé que mucha gente lo ha pasado muy mal, por la imposibilidad de expresarse. Para algunas personas, la vida consiste en practicar e ir a clase, no hacen otra cosa. Y,de repente, se han quedado sin nada. Habrá sido durísimo. Bailar a solas es divertido, pero solo hasta cierto punto.
Elise: No sientes la energía de quien te enseña los pasos. No aprecias el ambiente. A veces, los profesores no te corrigen detalles porque no te ven. Es todo más unilateral. A mí me gusta estar en un espacio grande con más personas. Me gusta mirar alrededor e inspirarme. Bailar con mis dos compañeras de piso es genial, pero echo mucho de menos bailar en grupos de 30 o 40 personas, vernos y practicar. Está siendo duro. La mayoría realmente no lo está llevando bien, porque es difícil. Echo de menos entrenar de verdad.
Pese a todo, se nota que el baile está creando una comunidad virtual, sobre todo en este momento. ¿Cómo veis el papel que está teniendo la danza a la hora de unir a la gente, ya sean profesionales o no, y servirles de forma de expresión y liberación?
Fatou: Creo que los elementos visuales tienen mucho impacto, como las redes sociales (TikTok o Instagram). Básicamente, es la forma de promocionarte como bailarín en estos momentos, la manera de conseguir trabajo y crear tu marca personal para ser tu propio producto.
Mette: Cuando empezó el confinamiento, las empresas y marcas no tenían otra forma de seguir con sus proyectos. La vida dio un giro. No se podía ir a los estudios ni nada. Todo se hace con el teléfono móvil, grabando y editando vídeos. En ese aspecto, la gente está desarrollando mucho su creatividad.
Elise: Con las redes sociales, la danza interesa a cada vez más personas que no son profesionales. Hay un mayor abanico de personas que se suman, y eso nos da más oportunidades. Llega más trabajo. También creo que mucha gente que no es profesional quiere bailar más y progresar. Algunos amigos de mi ciudad que no son bailarines no paran de pedirme que les enseñe algún baile, porque sienten que es una forma de expresión.
"Algunos amigos de mi ciudad que no son bailarines no paran de pedirme que les enseñe algún baile, porque sienten que es una forma de expresión".
Elise
Sin embargo, parece que la danza no es solo una forma de expresión al exterior, sino también algo muy personal. ¿De qué forma diríais que la danza os empodera como mujeres y fortalece vuestra relación con vuestro cuerpo?
Mette: Creo que ser mujer es increíble. Comprender qué es el poder femenino y verlo en otras personas, y entender que tú puedes tenerlo y crearlo, es un proceso muy emocionante para mí.
Elise: ¡Es genial!
Mette: Y con el baile, es tu cuerpo y es tu movimiento. Tú eres la artista. Tú eres quien crea. Tú eres el lienzo en blanco. Creo lo que quiero, y eso puede dar mucho poder. Puedo crear una rutina o un estilo y abordarlo con un enfoque femenino. A mí, por lo menos, me hace sentir muy poderosa. Me hace sentir que tengo algo muy personal. Es algo que no pueden quitarme. Me hace sentir muy bien.
Fatou: A mí, definitivamente, me ha ayudado a encontrar ese lado sexy o femenino que había en mí, porque yo era bastante masculina. Me sentía muy expuesta y quería esconderme, sobre todo al bailar. Me acuerdo lo nerviosa que me ponía cada vez que me decían: “Esto va a ser un número lento y sexy”. Pero con el tiempo, cuando lo vas interiorizando, entiendes lo poderoso que es y comprendes que también es parte de ti.
A veces, la sociedad te dice que eres demasiado esto, o demasiado lo otro. Con la danza, si quiero ser muy sexy, puedo serlo. Nadie puede decirme que algo está mal. Si quiero mostrarte mi cuerpo de una forma que, para mí, es muy femenina, realmente tú lo verás como quieras, pero yo me sentiré genial conmigo misma.
Elise: Con nosotras mismas.
Mette: Con nosotras mismas.