¿Alguna vez has querido llegar a lo más alto del fútbol?
Comunidad
Te damos la bienvenida al campo de fútbol situado a más altitud de Europa. Cuando el balón supera la valla que limita el estadio, se encuentra a casi 2000 metros sobre el nivel del mar y caerá cientos de metros ladera abajo.
"Points of Play" es una serie que destaca los lugares donde el deporte une a las comunidades.
Gspon es inaccesible por carretera. No verás coches en esta pequeña aldea suiza, situada en los Alpes a 1900 metros de altitud, cerca de la estación de esquí de Zermatt y del emblemático pico del Matterhorn (Cervino, en italiano). Para llegar aquí, tendrás que subirte a un teleférico rojo y blanco que se encuentra en la ciudad de Stalden. En este pueblo alpino, la comunidad no se une en las pistas de esquí ni las rutas de senderismo, sino en un campo de fútbol: el Ottmar Hitzfeld Gspon Arena, el estadio de fútbol a mayor altitud de Europa.
Andy Furrer (izquierda) y Matteo Abgottspon, del equipo de fútbol masculino de Gspon, mueven un poste antes del partido.
El club de fútbol amateur FC Gspon forma parte de la Swiss Mountain League (Liga de los Pueblos de Montaña de Suiza) y juega desde 1974 en la única zona del pueblo que es relativamente llana. El césped es artificial porque a esta altitud el natural no crece. Durante el invierno, cuando la montaña está cubierta por varios metros de nieve, el campo forma parte de una pista de esquí. Cuando llega la primavera, los jugadores quitan la nieve del campo (o lo intentan) con palas como parte de su entrenamiento de pretemporada. También colocan las porterías.
"Gspon es un lugar increíble y pintoresco en el que jugar al fútbol".
Gary Christian
Gspon tiene un bar, un hotel con un restaurante, una iglesia y una docena de chalets con tejados de pizarra esparcidos por la ladera de la montaña, como si fueran dados arrojados por un gigante. Los únicos sonidos que se pueden oír son el suave zumbido del teleférico, los cencerros del ganado y, entre mayo y octubre, cuando el pueblo no está cubierto de nieve, un grito inconfundible: "¡Goooool!".
El estadio recibió el nombre de Ottmar Hitzfeld, quien fue entrenador de la Selección de Suiza y del Bayern de Múnich, también conocido como "Der General", que fue invitado de honor en el partido inaugural del nuevo campo. Enclavado en plena en la montaña, las gradas se ubican en la pendiente de la propia ladera. Y allí se disfruta probablemente de las mejores vistas panorámicas de cualquier cancha. "Casi ni se distingue dónde termina el campo, se integra con el paisaje", dice Fabian Furrer, exjugador del FC Gspon.
En 2009, lo que había sido un suelo de tierra y gravilla se renovó por completo y se añadió un bar al lado del campo para celebrar los resultados de los partidos.
"Siempre que hay un partido, todo el pueblo viene y ayuda".
Beatrix Abgottspon
David Imboden corre detrás de un balón que ha salido del campo.
Sin embargo, el terreno de juego tiene inconvenientes nada desdeñables. A pesar de contar con una red alta alrededor del perímetro, se pierden unos cinco balones en cada partido (se han perdido más de 1.000 en los últimos 40 años), que caen cientos de metros más abajo, así que cuesta bastante trabajo localizarlos cuando termina el partido. El club gasta una fortuna en balones.
A pesar de la dificultad que supone llegar al estadio, los equipos no pierden el ánimo y hacen un esfuerzo, aunque solo sea por poder decir que han jugado "en el escenario más alto del fútbol europeo".
No hay suficiente terreno llano para tener un campo de dimensiones estándar, así que se juega en una cancha ligeramente más pequeña y con unas normas también algo diferentes: 8 jugadores por equipo en lugar de 11 y sin fueras de juego, lo que hace los partidos más fluidos y frenéticos.
Vistas a través de la red de la portería de dos jugadores con el balón cerca de la línea.
Sin embargo, hay que decir que el fútbol que se juega en el Mountain Village Euros, el torneo internacional más famoso de Gspon, no es profesional, y los jugadores son los primeros en admitirlo. La razón es que los equipos los forman jugadores no profesionales, que proceden de distintos trabajos: pilotos de helicóptero, instructores de esquí, carniceros, diseñadores web…
Los miembros de la familia Abgottspon animan al equipo.
De los 500 habitantes del pueblo, más de 100 están relacionados con el FC Gspon de alguna manera, "ya sea porque son parte del equipo o porque sus hijos o alguno de sus conocidos juegan en él", explica el exjugador Andy Abgottspon. "Siempre que hay partido, todo el pueblo viene y ayuda", añade su madre, Beatrix.
De izquierda a derecha: entrenador Roland, Hannes Biner, Andy, Cédric Abgottspon, Matteo, Sebastian Furrer, David.
A lo largo de los años, muchos miembros de las mismas familias se han unido al FC Gspon. Durante un partido memorable del Mountain Euros entre Suiza y España, cuando se nombró a los miembros del equipo, parecía que fueran parientse de la misma familia: "Número 1, Abgottspon. Número 2, Abgottspon. Número 3, Abgottspon". Después, en el caso de España pasó lo mismo: "Número 1, Rodríguez. Número 2, Rodríguez. Número 3, Rodríguez".
El padre de Patricia Furrer (a la derecha, de amarillo) fue miembro fundador del FC Gspon. En la actualidad, Patricia juega para el equipo femenino que se fundó en 2008 y sus dos hermanos están en el primer equipo masculino.
"Casi no se distinguen los límites del campo, se integra con el paisaje".
Fabian Furrer
Aunque los jugadores que saltan a este terreno no son profesionales, la experiencia en sí es inolvidable. De hecho, para el equipo visitante puede resultar duro si sus jugadores no están acostumbrados a estas condiciones. El aire es menos denso a esta altitud, lo que hace a los visitantes les cueste más respirar, y esto da una ventaja al equipo local a medida que avanza el partido.
"Para los oponentes es más difícil", dice Diego Abgottspon, defensa del FC Gspon, que ha jugado aquí durante casi 20 años. "Aunque vayamos perdiendo 5–0 en el descanso, sabemos que podemos dar un giro y ganar. Somos un equipo muy fuerte en nuestro campo".
Texto: Kieran Dahl
Fotografía: Dominic Nahr
Publicado: septiembre de 2020