La estrategia de alimentación flexible que te ayudará a volver a disfrutar de la comida
Coaching
Olvídate definitivamente de las "reglas" estrictas de las dietas y aprende a retomar las señales naturales del cuerpo.
- La alimentación intuitiva es un movimiento cada vez más popular que te ayuda a no obsesionarte con qué, cuándo y cuánto comer.
- Si prestas atención a las señales de tu cuerpo y aprendes a ser consciente, sabrás identificar qué necesitas para sentirte bien.
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- Una vez hayas aprendido a seguir las señales de tu cuerpo, actualiza tu plan de alimentación aplicando más consejos de expertos en nutrición.
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Imagina llevar una alimentación completamente flexible que te permita comer lo que quieras cuando quieras y sentirte bien por ello. Esa es la premisa básica de la alimentación intuitiva.
"Un comedor intuitivo es alguien que confía en su apetito y lo respeta. Este tipo de personas no se sienten culpables por la comida que eligen y son capaces de priorizar y buscar el placer de la alimentación", afirma Christy Harrison, nutricionista antidietas al frente de este movimiento y autora de Anti-Diet: Reclaim Your Time, Money, Well-Being and Happiness Through Intuitive Eating (Antidietas: recupera tu tiempo, dinero, bienestar y felicidad a través de la alimentación intuitiva).
Básicamente, los comedores intuitivos se permiten comer todo lo que quieran cuando les apetezca.
Si esto te parece caótico, recuerda que es una de las habilidades más antiguas que toda persona posee, según afirma Harrison. Además, al igual que hacer una sentadilla de libro o aprender a respirar profundamente con el diafragma, la alimentación intuitiva es algo innato. "Fíjate en los bebés: comen distintos tipos de comida sin cuestionarse nada y, cuando están satisfechos, apartan el plato".
Esta inclinación natural se ve frustrada por lo que Harrison denomina la "cultura de la dieta" o los constantes mensajes sobre lo que debes comer o no.
"La cultura de la dieta idolatra la delgadez y la equipara a la salud y la virtud moral", comenta. "Anima a perder peso, ensalza algunos alimentos y demoniza otros, y desprecia a las personas que no se ajustan a esta versión de lo saludable, concretamente a las más corpulentas".
La cultura de la dieta no solamente influye en los regímenes para perder peso que están tan de moda últimamente, sino que se filtra en el lenguaje que usamos a diario para describir la alimentación saludable, según afirma Harrison. "Recomendaciones sobre 'comer limpio' o evitar 'alimentos procesados' pueden sonar razonables, pero la cultura de la dieta se esconde incluso detrás de este tipo de expresiones".
A algunas personas, seguir estas reglas les impide disfrutar de la comida y, a otras, puede ocasionarles distintos problemas, como la alimentación emocional y la obsesión por una dieta saludable. "¿Te planteas constantemente si una comida es lo suficientemente 'limpia' o 'completa'?", pregunta Harrison. "Esta forma de pensar puede ser frustrante y mentalmente agotadora y, en última instancia, puede hacer que la gente se sienta mal consigo misma cuando no lo hacen 'bien'".
Los estudios apoyan la opinión de la experta y muestran que las dietas y las restricciones alimentarias parecen conducir inevitablemente al aumento de peso. En un análisis de referencia llevado a cabo en 2007 por la Universidad de California en Los Ángeles, las investigaciones examinaron 31 estudios a largo plazo sobre diferentes dietas. El análisis concluyó que, de una manera u otra, la mayoría de las personas recuperaron todo el peso que habían perdido e incluso algo más y, además, no obtuvieron ningún beneficio para la salud. Como explica Harrison, la lógica dicta que, si restringimos ciertos alimentos, inevitablemente nos apetecerán más y nos obsesionaremos con ellos. Además, si nos saltamos "las reglas", es más probable que nos demos un atracón, tanto por razones biológicas como por motivos psicológicos.
Sin embargo, la alimentación intuitiva rompe con todo tipo de reglas y te da todo el poder a ti.
Para empezar, comprueba si tienes hambre y, si es así, piensa qué te apetece. A continuación, si decides comer, para cuando te hayas saciado y pregúntate si podrías haber hecho algo para que la comida te hubiese sentado mejor, explica Harrison. Puede que te des cuenta de que comer patatas fritas en vez de un sándwich a la hora de la comida te hace tener hambre una hora después, pero también es posible que descubras que, al comerlas, sacias las ganas de algo salado y evitas perder el control la próxima vez que comas.
Si has llegado hasta aquí, puede que estés pensando "a mí lo único que me saciaría sería comer patatas fritas y tarta constantemente". Harrison reconoce que muchas personas pasan por esta fase de "luna de miel" en la que todo es posible. "Puede que durante este tiempo solo tomes alimentos que hasta ahora te habías prohibido porque siempre habías pensado que eran 'malos'", explica. "Sin embargo, aunque las ganas de comer este tipo de cosas que antes no te permitías no desparezcan, acabarás equilibrando tu alimentación con otros antojos". Unas veces te apetecerán patatas fritas y tarta, y otras veces, frutas o verduras.
Este equilibrio es saludable, afirma la experta. Sobre todo cuando eres capaz de consumir de manera intuitiva los nutrientes y la cantidad de comida que necesita tu cuerpo, como lo hacías de bebé. Y lo mejor es que podrás disfrutar de tu alimentación. Ese es el verdadero progreso.
Texto: Marissa Stephenson
Ilustración: Gracia Lam
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