Fortalece tu mente para disipar las dudas
Coaching
Incluso los mejores atletas del mundo se enfrentan a sus propios obstáculos. Descubre cómo los superan para progresar sin límites.
- La grandeza es en gran parte mental, y cualquiera puede acercarse a ella con las herramientas que han convertido a atletas en leyendas.
- La visualización y la voz interior pueden ayudarte a alejar las dudas y canalizar una mentalidad ganadora.
- La determinación es un ingrediente clave en esta receta secreta. Si aumenta, es más probable que consigas tus objetivos.
Sigue leyendo para saber más.
Serena. LeBron. Neymar. ¿Cuál es el secreto que hace grande a cada atleta? Según el entrenador Ryan Flaherty, presentador fundador de Trained, un podcast de Nike, no es la velocidad, la fuerza, la resistencia ni la genética, sino la mente.
Durante 15 años, Flaherty ha estudiado de cerca y personalmente los hábitos y las conductas mentales de cientos de medallistas de oro, campeones mundiales y plusmarquistas, aplicando todo lo que ha aprendido para ayudar a atletas a controlar su progreso y aumentar su rendimiento. Ha colaborado recientemente con Stephanie Cacioppo, directora del Laboratorio de Dinámica Cerebral de la Facultad de Medicina Pritzker de la Universidad de Chicago, para conectar su estudio con la neurociencia.
Según Flaherty y Cacioppo, estos hábitos mentales y comportamientos no solo son para las futuras generaciones de atletas de élite. Cualquiera puede utilizarlos para superar las dudas y correr más rápido, jugar mejor o simplemente vivir mejor.
1. Háblate.
No te limites a escuchar las voces de tu cabeza; habla con ellas y hazlo de manera estratégica. Los expertos lo llaman "diálogo interno". La comunidad de atletas lo utiliza casi de forma universal en los momentos más difíciles, y ayuda a mantener la concentración y confiar en rendir bien, especialmente cuando te hablas como si fueras tu mejor amigo o amiga. El diálogo interno puede ser de apoyo ("¡Tú puedes!") o instructivo ("Respira profundamente"), pero nunca crítico, no debes flagelarte cuando se te escape una oportunidad o no consigas el ascenso que esperabas.
También es esencial que uses la tercera o la segunda persona, en lugar del pronombre "yo". Esto te ayudará a distanciarte emocionalmente y a tratarte de una forma más amable, igual que harías con alguien que te importa.
2. Ver para ser.
La noche anterior a una competición, muchos atletas de élite piensan en cada paso del evento, desde levantarse de la cama hasta aceptar la medalla de oro en la ceremonia de premios. Visualizarte o imaginar vívidamente una acción o un resultado positivo con gran detalle prepara la mente para la experiencia real. De esta forma, mejorarás los reflejos, la confianza y la resistencia a la hora de la verdad.
No imagines que todo sale a la perfección: piensa en todas las situaciones que te asusten. Así, si surge un obstáculo, tendrás un plan para superarlo. Puedes aplicar esta práctica en los momentos más importantes de tu vida (asistir a una entrevista para tu trabajo de ensueño o tu primer triatlón, aunque nadar no sea lo tuyo) o en tareas cotidianas, como una sesión de entrenamiento.
3. Encuentra tu propósito.
Quizás no lo sepas, pero tienes un pozo de motivación sin fondo al que puedes recurrir en cualquier momento, siempre y cuando hayas identificado tu "por qué", el principal propósito que te motiva cada vez que te enfrentas a un nuevo reto. Para cualquier atleta de élite, el "porqué" es personal y, con frecuencia, emocional. LeBron y Serena, por ejemplo, afirman que su objetivo es inspirar a niños y niñas que se parecen a ellos, comparten sus orígenes y tienen grandes metas. Si quieres saber cuál es el propósito que te mueve, averigua qué te produce satisfacción u orgullo.
Si aún no lo tienes claro, déjate inspirar por la élite de la NBA y del tenis, figuras que buscan motivar a las próximas generaciones, y centra tu propósito en alguien que te importe. Centrarse en las necesidades de otras personas puede ayudarte a mantener la motivación y hacerte más responsable. Incluso te motivará a esforzarte un poco más de lo normal, lo que favorecerá tu progreso.
4. Ante todo, determinación.
La determinación es una combinación de pasión y persistencia que ayuda a alcanzar objetivos a largo plazo. Esta fortaleza es lo que cada coach busca en su atleta. La manera más fácil de evaluar tu determinación es analizar si cumples tu trabajo. ¿Acabas las tareas que empiezas? Es más, ¿recuerdas cuál era la tarea? Si no sabes cómo responder a estas preguntas, fíjate un pequeño objetivo que puedas lograr en tan solo un par de días, como no comer carne durante 3 días a la semana en vez de lanzarte de cabeza al veganismo.
Si lo logras, inténtalo una y otra vez, quizás añadiendo otro día a la semana, y luego otro, hasta que las semanas se conviertan en meses e incluso en años. Alcanzar metas pequeñas con frecuencia aumentará tu determinación y te ayudará a alcanzar metas más grandes.
5. Obsesiónate con el proceso.
La comunidad de atletas de élite suele confiar en rutinas diarias casi obsesivas para mantener sus tareas bajo control y sus objetivos a la vista. En el día a día, crear un "proceso" efectivo podría ser tan simple como mantener una planificación rigurosa. Fíjate en tu rutina y pregúntate: ¿tienes tareas constantes que ocurren con frecuencia para aprovechar al máximo todos sus beneficios? ¿Se repiten las tareas y aprendes automáticamente de ellas? ¿Incluye tu rutina un plan de acción en el que las tareas a corto plazo están destinadas a alcanzar objetivos a largo plazo? ¿Prioriza la atención y le da más importancia a tu "por qué"? Por último, ¿la estás implementando con tolerancia y no te castigas nunca por los fallos que cometes?
La última pregunta puede ayudarte a controlar las dudas y garantizarte que puedes seguir con tu proceso a largo plazo.
6. A por ello.
Esto significa que debes asumir plena responsabilidad de tus progresos, sin excusas ni culpas. Es una de las grandes lecciones que transforma a grandes talentos en grandes atletas, porque les permite reconocer que tienen su propio rendimiento bajo su control. Al igual que con el proceso, hay una serie de preguntas que debes hacerte para saber controlas ese progreso: ¿te haces responsable de una situación cuando es necesario? ¿Lo haces con responsabilidad, es decir, con la voluntad de aceptar todas las consecuencias, tanto buenas como malas?, ¿Aportas confianza día tras día? Por último, ¿te comprometes haciendo más de lo que se espera de ti?
Hacerse cargo del progreso es de líderes reales. Si eres responsable y vas más allá de lo que se espera de ti, controlar tu progreso no solo te beneficiará a ti, sino también a tu equipo, tus familiares y tus amistades, que sabrán que pueden contar contigo en los momentos más difíciles y, en definitiva, siempre.
Si alguna vez dudas del proceso, recuerda que ni siquiera Serena y LeBron alcanzaron la grandeza de la noche a la mañana. Sigue esforzándote y el progreso acabará llegando.
Texto: Daniel Menasche
Ilustración: Ryan Johnson
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